12/14/2007

Navidad: Una Interpretación Libre

Hace años que en mi casa no se pone árbol de Navidad. No porque seamos unos antiimperialistas preocupados por la fiebre del consumo que estas fechas (y el capitalismo) propician, sino porque cada año nos quedaba más feo que el anterior, reciclando año a año todos los adornos que cada uno de los cuatro hermanos había hecho desde la etapa pre-escolar, las guirnaldas ochenteras, plateadas, doradas y moradas, y una estrella de plástico sin gancho para afirmarla, con lo que había que ensartarla en la punta del árbol plástico y hediondo, provocando que su punta se doblara y pareciera un árbol con joroba. Todo un deprimente espectáculo navideño. Ahora lo que se estila es el mucho más auténtico, natural y latinoamericano "ficus de Pascua", que está todo el año esperando que se acerque Diciembre para vestirse de gala con sus pelotas rojas y amarillas.




Y para continuar con el espíritu, los invito a que escuchen mi villancico favorito, cortesía de Aplaplac, TVN y YouTube: Calurosa Navidad!



Fe de Erratas: Habrán notado que cambié el banner. Es que quería darle un toque personal a esto y con horror me doy cuenta que escribí mal el título. No es " árbol" sino "tu árbol"... Que vergüenza. Pero con lo que me costó digitalizar el arameo no tengo ninguna intención de cambiarlo, así que así quedará.

11/25/2007

Introducción al Dialecto Chileno

500 millones de personas hablan español. 16 millones de ellos somos chilenos. Y, lógicamente, lo hablamos distinto que el resto. Así que, tras la aplazada solicitud de Warning, aprovecho la inminente visita por primera vez a Chile de Gustavo, Adrián y Marta (en especial ella, que es la que se mete acá), para una revisión gramatical al particular castellano que aquí hablamos.

Repaso

A modo de introducción, un par de cosas a tener en cuenta sobre la gramática española para comprender lo que se viene.

Pronombres Personales
Yo: Primera Persona Singular
Tú: Segunda Persona Singular
Él: Tercera Persona Singular
Nosotros: Primera Persona Plural
Vosotros: Segunda Persona Plural
Ellos: Tercera Persona Plural

Terminaciones Verbales
-ar (viajar)
-er (comer)
-ir (discutir)

Tiempos Simples del Modo Indicativo
Presente: Yo viajo, tú viajas, él viaja, nosotros viajamos, vosotros viajáis, ellos viajan.
Pretérito Perfecto Simple: Yo viajé, tú viajaste, él viajó, nosotros viajamos, vosotros viajasteis, ellos viajaron.
Pretérito Imperfecto: Yo viajaba, tú viajabas, él viajaba, nosotros viajábamos, vosotros viajabais, ellos viajaban.
Futuro: Yo viajaré, tu viajarás, el viajará, nosotros viajaremos, vosotros viajaréis, ellos viajarán.
Condicional: Yo viajaría, tú viajarías, él viajaría, nosotros viajaríamos, vosotros viajarías, ellos viajarían.

Después de esto (que me aburrió más a mi escribir que a ustedes leer), pasamos a las distorsiones.

Distorsiones de los Pronombres Personales

El dialecto chileno, tal como la mayoría de los dialectos de la lengua española, salvo el español mismo, no contempla en su vocabulario al pronombre personal "vosotros", el cual es reemplazado por el mucho más simple y conjugable "ustedes". Conjugar el pronombre vosotros es una tarea virtualmente imposible para cualquier latinoamericano, con lo que, gramaticalmente, es la principal forma de identificar a un sudaca en la escritura.

=>Ustedes: Segunda Persona Plural

Distorsiones de la Conjugación de la Segunda Persona Plural

La conjugación de esta nueva persona es igual a la Tercera Persona Plural (Ellos).

=> Ustedes viajan, viajaron, viajaban, viajarán, viajarían.

Distorsiones de la Conjugación de la Segunda Persona Singular

Ésta es con certeza la característica gramatical más diferenciadora y única del dialecto chileno. Su complejidad obliga a abordarla con mayor detalle. Cabe notar que esta característica es válida en el dialecto hablado informal (porque ni en las teleseries lo usan), siendo su aceptación en la escritura un tema tabú, aceptada únicamente en reducidos círculos de lenguaje de chat. Básicamente, esta distorsión se caracteriza por el uso de la subvalorada vocal débil "i" como terminación en la conjugación de ciertos tiempos verbales.

Caso 1: Terminación -ar

La “s” final se cambia por una “i” para los tiempos Presente, Pretérito Imperfecto, Futuro y Condicional.

=> Tú viajai, viajaste, viajabai, viajarai, viajaríai.

Caso 2: Terminaciones -er, -ir

La “es” final se cambia por “is” para el tiempo Presente, y la “s” por “i” en Pretérito Imperfecto, Futuro y Condicional.

=> Tú comís, comiste, comíai, comerai, comeríai.
=> Tú discutís, discutes, discutíai, discutirai, discutiríai.

Cabe destacar que la “s” final en el tiempo Presente es muda, fenómeno que se estudiará en un futuro capítulo sobre la pronunciación.

Fenómenos Asociados

Ciertos verbos cambian la forma de su base al ser conjugados en tiempo Presente, donde la vocal de la base pasa a ser un diptongo (por ejemplo: volar/vuelas, dormir/duermes, herir/hieres, cocer/cueces). En el dialecto chileno, la conjugación de la segunda persona mantiene la base del infinitivo.

=> Tú volai, dormís, herís, cocís.

En ocasiones, el pronombre tú puede reemplazarse por "vos", como en el vecino dialecto argentino. En el dialecto chileno, su uso se limita a situaciones de confianza, al tratarse con conocidos, o de agresividad, si el interlocutor es un desconocido. Nue vamente, la "s" final en vos es muda.

=> Tú, vos: Segunda Persona Singular.

No sé si se me escapa algo. Espero que no. Ojalá les sirva a los futuros visitantes como guía para entender algo más. Y que la Real Academia de la Lengua Española no me ponga en su lista negra por cercenar tan burdamente nuestro idioma…

11/13/2007

Gracias

A Hugo, José Luis y Juan Carlos.

Por lograr que, por unas horas, Santiago de Chile fuera la ciudad más interesante del planeta.

10/27/2007

Lo que tengo en la cabeza

Salieron ya mis exámenes de la cabeza. Me los entregaron con un informe sobre el estado de mi cerebro que incluía frases como "cisternas subaracnoídeas basales de configuración normal" o "no se observan alteraciones focales en el parénquima cerebral"... Felizmente, el diagnóstico final estaba en español: "(...) cerebro sin hallazgos patológicos". Todo bien entonces.


Ahora que sé que todo está bien, me pregunto, ¿y qué hago yo ahora con dos enormes hojas llenas de fotos de mi cerebro por capas? Considerando que además están impresas en papel fotográfico, se pueden hacer muchas cosas, como ya me han sugerido:

- Que se convierta en la carátula del próximo disco de Plan Básico.

- Crear una obra de arte a partir de las fotos para ponerla en mi pared vacía.

- Recortar cada cerebro y anillarlo para poder ir pasándolas rápidamente, con lo que tendría un "cerebro animado".

- Guardarlas en la bodega.

- Mostrárselas al médico que me encargó el examen.

10/15/2007

¿Qué viene primero?

Hoy estuve cocinando todo el día. Fui contratado para una comida que acaba de celebrarse, y acepté gustoso la pega porque cocinar es de mi agrado, pero sobre todo porque entre el parte, la revisión técnica y lo que cueste el arreglo para pasarla, a fin de mes hubiera tenido que fumar té y olvidar lo que significa almuerzo en la universidad si no hubiera aceptado.

Por enésima vez en este año, porque en mi casa cuando algo gusta se repite hasta que te parece intragable, tuve que cocinar la receta de risotto de champiñones que alguna vez encontré en una página de cocina de nombre igual al de una ex-Primera Dama de la República, pero adaptada en una versión libre de mi creación. Lo único que queda de la original es las tazas de caldo que hay que poner por cada taza de arroz, porque aunque la he hecho un montón de veces, soy incapaz de retener ese dato...

Los comensales eran ocho, más los no invitados a la comida, pero que viven en la casa (o sea mis hermanos y yo), sumaban un total de once personas. Nunca había hecho la receta para tanta gente. Además, como las medidas de caldo de la receta son en base a cuatro personas, para facilitarme la vida calculé pensando en doce personas, que ponerme a multiplicar todo por 2,75 me pareció demasiado agotador.
En las horas previas a la comida llamó una invitada para anunciar que no llegaba. Todos los demás llegaron, incluyendo a uno recién operado que no podía comer nada, y otra que no comió nada por motivos desconocidos. De los no invitados, una postuló que prefería fumar mucho y comer poco, y yo mismo fui incapaz de comer nada después de procesar alimentos todo el día, con lo que en resumen, en esta casa tendremos risotto para comer hasta Navidad.

Y así fue más o menos con todo lo que había. Todos los tupper (o táper, quien sabe) existentes en la casa estaban usados, así que tuve que empezar a pensar cómo organizar las cosas para que entrara todo en el refrigerador, que a mí no me gusta botar la comida, y menos si llevo todo el día preparándola. Tratando de encajar todo como si fuera un Tetris, encontré en el refrigerador un tupper con espacio mal aprovechado, sólo había un pedazo de pollo que había usado para hacer el caldo. Habían sobrado unos huevitos duros, y pensé que lo lógico era dejar los huevos junto a la gallina, aunque esto fuera un pollo y los huevos de codorniz.
Y así volvió a mi mente esa pregunta que ha acompañado a la humanidad desde sus inicios: ¿Qué viene primero, el huevo o la gallina? Yo soy de la opinión de que el principio está en el huevo, no podría fundamentar por qué, pero me suena más razonable.
Lo que sí es más interesante es qúe va a desaparecer primero del refrigerador, porque aquí la respuesta cambia. Seguro que alguien se come el pollo, no se ve muy apetitoso, pero es que después de hervir dos horas junto a un montón de verduras, más otras horas más congelándose solo en el refrigerador, nada se debe ver muy bonito.

10/09/2007

Desenfocado

En el último mes me han pasado puras cosas raras, que ahora que me he puesto a reflexionar, son un claro indicativo de que mi estilo de vida me va a volver loco pronto. Mi salud mental y física y hasta cívica se ven en constante peligro por situaciones absurdas, pero que me han hecho pensar que el desastre personal tiene que acabar. ¡Pero ya!

1. En las últimas semanas he tenido tres caídas escandalosas en lugares públicos. La primera de ellas en una botillería, en plenas vísperas del 18, cuando entré corriendo porque se me había olvidado comprar una bebida cola que me habían solicitado. Me fui a piso al tropezarme con un escalón, aterrizando en el suelo sobre mi brazo izquierdo estirado, ante las risas de la múltiple concurrencia del local. La segunda de ellas, este fin de semana, bajando por una escalera en la Enoteca, donde se celebraba una fiesta de aniversario de una radio. Bajando para acceder a los baños químicos que se habían ubicado en las afueras del recinto, me resbalo para deslizarme sentado por unos cuantos peldaños, tratando de afirmarme con la mano izquierda de la baranda. Tras recuperar el control, vi que el daño social había sido mínimo, sólo me vio una persona que no hizo ni amague de reírse, sin embargo mi mano y glúteo izquierdos aún delatan los entretelones de la caída. La última ayer mismo, en la entrada de San Joaquín. Nuevamente, un escalón mal calculado me envió a piso, entre las risas de las hordas de estudiantes que a esa hora hacían su ingreso al campus.

2. Hace dos semanas fui evacuado del Metro de Santiago, por problemas técnicos no especificados. No es culpa mía, claro está, salvo por el detalle que la jornada universitaria empezaba a las 10 de la mañana, y yo recién a las 12 salía de mi casa, para llegar a rendir una prueba a las 13:30. Tras entregarme mi ticket de evacuación (segundo que poseo en mi vida santiaguina) tuve que ingeniármelas para llegar a destino, lo que no logré hacer más que caminando hasta Irarrázaval, donde recién una micro se dignó a parar para acercarme a la universidad. Demás está decir que ese día estaba sin plata ni tarjetas ni nada, por lo que el nivel de estrés no fue menor.

3. Pocos días después fui multado por la Municipalidad de Vitacura, al estacionarme en "lugar prohibido y señalizado", pasadas las doce de la noche de un día miércoles en una calle de poco tránsito... ¿No serán las puras ganas de molestar a los ciudadanos? Lo peor de todo es que la multa consistía en una lámina autoadhesiva que seguramente rellenó un vecino amargado de la zona, y de la cual no existía ninguna constancia en la Municipalidad misma, con lo que pagué con la duda de si alguien se hubiera dado cuenta si no hubiera pagado nunca...

4. El mes de septiembre se venció la revisión técnica del auto. Quien sabe hasta cuando alargue el proceso de ir a renovarla. Pero si unimos esto a que constantemente se me pierden los anteojos, cualquier día de estos me vuelven a multar por andar son documentación mínima ni anteojos.

5. Hace un mes empecé a sentir dolor de cabeza en un punto específico del cráneo. Lógicamente lo dejé pasar, pero la persistencia me llevó a pedir hora con un médico, que no me citó hasta el 18 de octubre. Hasta que mi preocupada madre citó a la casa al médico amigo de la familia, que me dijo que estaba con un cuadro de tensión, por lo que me recetó un mes de cura de sueño, el que sería facilitado con la ingesta diaria del genérico Clonazepam. Irónicamente, creo que hace mucho tiempo que no estaba tan poco tensionado, otro indicador del desastre en que me estoy convirtiendo, que soy el único que no se da cuenta que estoy tensionado (o debería estarlo). El problema es que en vez de dormirme temprano con esto, me duermo a la misma hora, pero amanezco muerto de sueño, incapaz de levantarme.

6. Me engrupieron para sacar una cuenta corriente, con tarjeta de crédito incluida. O sea, me estoy endeudando en cuotas, y estoy obsesionado con la cartola que puedo ver por Internet, donde encuentro unos cobros que no tengo idea que son. Uno de ellos, 12 lucas cobradas por Makondo Ltda, que acabo de descubrir es una empresa de fletes de Estación Central. ¿Cuándo hice eso?

7. Me estoy enganchando a una telenovela sobre un hombre al que por magia negra convierten en mujer. Nada que decir...

8. La ingesta de bebidas alcohólicas ha provocado que me ponga más catete de lo que mis amigos pueden soportar. Repetitivo, gritón y desubicado. Que vergüenza...

No sigo porque me voy a deprimir. Podría seguir enumerando, pero la cosa ya es clara: un cambio de enfoque no me vendría mal. Habrá que ver como sigue la cosa.

9/22/2007

Término Excluido

Es el título de mi nuevo proyecto fotográfico. Se me prendió la ampolleta y se me ocurrió fotografiar lo que ven a continuación. Tenía ganas de hacer un cortometraje, pero como no me manejo en la animación digital, tuve que dejarlo en foto nomás. Me pareció interesante.


9/07/2007

Amigos

Nos vamos a hacer famosos. En realidad, puede que nos hagamos famosos. He aquí el por qué. Hace ya uno meses, me encontraba yo en Madrid en muy buena compañía, preparándonos para celebrar el Año Nuevo que ya detallé en alguna ocasión anterior. Y como el mayor conocedor de Madrid del grupo, me vi obligado (aunque en rigor, los obligué) a realizar una extensa caminata para que conocieran los puntos destacados de la ciudad.


Después de un largo paseo, llegamos al Templo de Debod, construcción de más de dos mil años, y que fue donada por Egipto a España por alguna razón que desconozco. En resumen, una edificación egipcia en medio de un parque de Madrid. Para mi sorpresa, el templo estaba abierto, cosa que nunca había visto, con lo que entramos a ver jeroglifos y demases que ya he olvidado. Al salir, nos pareció una buena idea fotografiarnos, pero no una fotografía cualquiera, sino que emulando a los anntiguos egipcios, es decir, posando con los brazos formando ángulos rectos, al estilo egipcio.

Y bueno, la foto pasó al olvido hasta hace poco, cuando descubrimos que una de las participantes había enviado la susodicha foto a un concurso organizado por El Mercurio, cuyo tema es "Amigos". Sin el conocimiento ni el consentimiento de ninguno de los participantes, la foto fue enviada a fines de junio, quedando preseleccionada como una de las mejores fotos enviadas esa semana, y por consiguiente publicada en el sitio del diario.

El concurso tiene dos fases, la primera de ellas terminó hace pocos días, con lo que pronto sabremos si nuestra foto será premiada. Si es así, probablemente será publicada con bombos y platillos. Así que me adelanto a los hechos, pasen o no, para mostrarles una copia. También puede ser observada ingresando aquí.



De izquierda a derecha: Tere, yo, Xixi, Jose y Warning.

8/30/2007

Ya podemos dormir en paz

A todos los santiaguinos que no han podido conciliar el sueño los últimos meses, les comunico que ya no es necesario. El problema se ha acabado. La búsqueda ha concluido. Y con un final feliz, porque, sí, por fin ha aparecido Lupita, la elegante perrita (por no decir directamente perra, que suena muy feo) que estuvo desaparecida por Santiago durante casi tres semanas.



Sus dueños no sólo empapelaron la capital con fotos de la susodicha, sino que por alguna extraña conjunción de los astros o quién sabe qué lograron concitar el interés de la prensa de difusión nacional, y no sólo de aquella que no se caracteriza por entregar noticias de peso. Tuve que enterarme de que había sido encontrada a través del noticiero central de un canal que se jacta de tener un área de prensa seria y pluralista...

¿Tan poco pasará en este país y en el mundo en general como para que esta "noticia" reciba tal nivel de exposición? Es un poco insólito que haya tan poca cosa que decir como para que en la hora del día que se dedican a informar nos saturan con estupideces de este estilo. Que país...

¡Noticieros de media hora ya!

8/08/2007

Ser buen samaritano no paga

Nunca fui niño-scout, ni estuve cerca de serlo. No sólo porque no existiera en mi colegio serenense ningún movimiento del estilo, sino porque no podía llegar a interesarme esto de acampar, caminar en fila y cantar. Pero si algo tengo del espíritu scout es lo de las buenas acciones. Tu buena acción del día. Tampoco es que la vaya buscando ni cuente cuantas llevo, pero cuando se presenta la oportunidad igual la hago.
El caso es que ayer se me presentó una de estas oportunidades de ser un buen samaritano. Y el logro fue doble: han escuchado eso de que la ocasión hace al ladrón? Bueno, estuve en una situación en que podía ser ladrón, buen samaritano o peatón despreocupado de la suerte de los desconocidos.
Volvía yo de la universidad en el metro, y quería sacar plata para comprarme un sandwich en el Castaño para almorzar viendo Los Venegas. El cajero automático del metro estaba lleno, hay dos, pero uno estaba fuera de servicio en plena hora de almuerzo de las oficinas. Así que en vista de que bo había otro cajero cercano, me puse a hacer la larga cola, detrás de una señora que estuvo todo el tiempo con la cabeza metida en la cartera, buscando su tarjeta. La cosa es que cuando le tocaba a ella, todavía no la había encontrado, así que me dijo que pasara nomás, y se hizo a un lado.
Me acerco al cajero y leo la pantalla: ¿Desea impresión de comprobante? El señor de antes de la viejita había dejado su tarjeta puesta, exponiéndose así a un facílisimo robo, que yo mismo hubiera podido perpetuar con toda naturalidad. Sin embargo, de inmediato apreté "No", para que luego se me consultara si quería realizar otra operación. Pulsé "No" nuevamente y la tarjeta fue rápidamente expulsada. La saqué del cajero, y contraviniendo todos mis principios acerca de la dignidad, me puse a correr en la estación, buscando al legítimo dueño de la tarjeta. Como sabrán, creo que no hay nada que exprese un menor sentido de la dignidad propia que correr en la vía pública, sobre todo cuando se corre como yo lo hago... La cosa es que encontré al señor, y le devolví su tarjeta, ante su sorprendida mirada, seguida de un expresivo agradecimiento.
Habiendo cumplido el deber del buen samaritano, vuelvo al cajero. La viejita está haciendo sus trámites. Espero que la gente de la cola aplauda mi buena acción, pero soy absolutamente ignorado. Mi puesto de la fila... Olvidado. ¿No hubiera sido lo lógico que me guardaran el puesto? Pues no a su criterio. Al último lugar y esperar que me toque de nuevo...

8/01/2007

7/31/2007

Volando Vienen

Prólogo
No se por qué, pero me encanta ir al aeropuerto. Por alguna extraña razón, lo encuentro energizante, aunque no vaya más que de pasadita a dejar o a recoger a alguien. No sé si es por esa fascinante mezcla de todo que hay por ahí, los extranjeros con pintas extravagantes, los que se sacan fotos a la entrada de Policía Internacional, los que reciben con gritos y carteles a quienes vienen llegando... Es un lugar para instalarse a mirar a la gente. Ese aire de civilización y progreso, de una imagen de país moderno. Me encanta.
Un poco por todo esto es que cuando se me solicitó ir a buscar a dos señores que no conocía al aeropuerto hoy día en la mañana, no me pareció tan terrible. Además, le estaban haciendo un favor a mi madre y hermana que, en vista del evidente sobrepeso que traerán en las maletas a su regreso, le solicitaron a uno de ellos que trajera una de las maletas, ofreciendo mis servicios de chofer en agradecimiento a tan noble acto. Todo lo que yo sabía de estos señores era que uno se llamaba Andrés y el otro Jerónimo, sin apellidos, que llegaban en un vuelo de Iberia Madrid - Santiago hoy a eso de las siete de la mañana, que iban a andar acarreando una maleta roja (la que les encalillaron), más una breve y no muy detallada descripción física, que de poco y nada sirvió después.
Así que anoche, antes de acostarme, miré el horario de llegadas del aeropuerto en Internet, para asegurarme de estar ahí a la hora indicada. Pero la página indica algo que no estaba contemplado: no hay un vuelo de Iberia desde Madrid, sino que dos, a horas parecidas. Uno llega a las 7:40 y el otro a las 7:50. Que importa, serán dos distintos, pero llegan con muy poca diferencia, me dije, y me fui a acostar, no sin antes poner el despertador a las 6:15, un poco temprano, pero para ahorrarme el taco de más tarde.
Lo que yo pensaba que iba a pasar
23:45 - Me acuesto y me quedo dormido rápidamente.
06:15 - Suena el despertador, me levanto y me ducho.
06:45 - Salgo de la casa, pongo bencina rápidamente en la Copec de Tobalaba y me voy al aeropuerto.
07:10 - Estaciono y hago ingreso al Aeropuerto Arturo Merino Benítez. Observo la pantalla de llegada de vuelos y me siento en la barra del Le Fournil a desayunar. Un café cortado y alguno de esos panes que suelen tener en esos locales.
07:40 - La pantalla anuncia el arribo del primer vuelo de Iberia. Pago y salgo del recinto a fumarme un cigarro.
07:50 - Reingreso al recinto. La pantalla anuncia la llegada del segundo vuelo de Iberia. Me sitúo junto a la salida de pasajeros con mi cartelito "Andrés y Jerónimo" en la mano.
08:00 - Dos señores que se asemejan a la descripción dada salen de Aduana, y al ver el cartel, se me acercan, les doy la bienvenida a Santiago y salimos del aeropuerto.
08:20 - Dejo a ambos en la entrada de su hotel.
08:25 - Estoy de vuelta en la casa, con la satisfacción del deber cumplido, listo para irme a las clases de las 10:00.
Lo que pasó
23:45 - Me acuesto y me quedo dormido, no tan rápidamente.
00:35 - Mi hermano Diego entra a la pieza, despertándome cuando me acabo de quedar dormido, con la excusa de ir a tomar agua al baño. Como la noche anterior me había hecho la misma dos veces, intuyo que el problema es otro, con lo que saco un colchón y un saco de dormir y lo instalo a dormir en el suelo. Me meto de nuevo a la cama.
01:25 - Sigo despierto, con claros síntomas de insomnio. Me levanto a fumarme un cigarro en la terraza calculando mentalmente las horas de sueño que me quedan. No son muchas. Me acuesto por tercera vez en menos de dos horas.
02:50 - Doy vueltas en la cama sin encontrar la posición ideal para quedarme dormido. Prendo la tele para que me entre el sueño.
03:30(aprox) - Me quedo dormido.
06:15 - Suena el despertador. Me levanto y me dirijo al computador a revisar si hay algún atraso, para dormir un poco más. Con espanto, veo como el primer vuelo se ha adelantado, con hora de llegada confirmada a las 07:00. Corro a la ducha.
06:45 - Salgo apurado y atrasado de la casa, debido a múltiples olvidos: las llaves del auto, el cartelito, los anteojos, etc...
07:00 - A un par de kilómetros de salir del túnel de la Costanera Norte, se prende la luz avisando que se me acaba la bencina. He olvidado pasar a la Copec. Empiezo a pensar donde puedo encontrar una bomba, y recuerdo que alguna vez, yendo a dejar a alguien al aeropuerto, me pasé la salida y llegué a una bomba, donde pude dar la vuelta en U. Decido ir allá antes de llegar al aeropuerto, no me debería atrasar mucho, y papelón pasar a echar bencina con los señores desconocidos después...
07:05 - Hago ingreso a la Copec. Me pongo en una de las estaciones vacías. Hay alrededor de seis autos a mi lado. Y una sola persona atendiendo.
07:10 - Prendo el motor para irme en vista que nadie me atiende. Enseguida aparece un segundo bombero, al que le solicito unos pesos en bencina. Con santa calma realiza el proceso. Pago, y al verlo alejarse a buscar la boleta al otro extremo de la bomba, me retiro raudo sin esperar a que vuelva...
07:20 - Estaciono y hago ingreso al Aeropuerto Arturo Merino Benítez. Observo la pantalla de llegada de vuelos y, para mi asombro, veo que no hay ningún vuelo de Iberia en la lista. El único vuelo de Madrid es uno de Lan, que aparece como confirmado para las 07:10. Muchas caras confundidas miran el tablero, como si estuvieran tratando de entender un cuadro de Pollock.
07:25 - El aeropuerto está distinto. No hay una salida, sino dos. Bastante distanciadas la una de la otra. Y con vidrio polarizado en toda su extensión. O sea, no se ve nada para adentro. La única forma de ver por donde va a salir la gente es a través de dos pantallas de televisión, una a cada lado de la pantalla de llegadas de vuelos, que van mostrando a la gente pasar, según a qué lado del pasillo van a salir. A mí de poco me sirven, en vista de que no conozco a los señores y no se ve mucho tampoco. Así que empiezo a dar vueltas ente una salida y la otra mostrando desesperadamente mi cartel entre la muchedumbre.
07:40 - Cunde la desinformación, la pantalla sigue pegada, sin mostrar información nueva. Para mi espanto escucho diversos acentos españoles a mi alrededor, lo que indica que un vuelo de Madrid claramente ya llegó. Hace rato.
07:55 - Entre vuelta y vuelta me cruzo con una famosilla: Grimanesa Jiménez, que me sonaba por Los Venegas, Villa Nápoli y otras del estilo que se veían en las teleseries ochenteras...
08:10 - Subo al tercer piso en busca de un counter de Iberia donde me puedan informar qué está pasando. En vez de eso, me encuentro con un puesto de informaciones, donde solicito que por favor me informen de los vuelos de Iberia que llegaban en la mañana, y que no aparecen en pantalla. Me explican que no saben qué pasa con la pantalla, y si sé el número de vuelo. No. La cosa es que hay uno de Iberia operado por Lan que llegó a las 06:55 (el que se adelantó), y el otro de Iberia operado por ella misma, con hora de llegada confirmada 08:15 (se atrasó). Bajo nuevamente, esperando que ellos vinieran en el segundo avión y no en el primero.
08:20 - Sigo la rutina de un lado para otro con mi cartelito, que a estas alturas está arrugado y húmedo. Con vergüenza lo alzo entre las profesionales pizarras de los taxistas y choferes cada vez que sale alguien nuevo. Entre vuelta y vuelta me cruzo con Juvenal Olmos, que observa fijamente las pantallas que muestran a la gente saliendo...
08:30 - Empiezo a pensar hasta qué hora sería lógico esperar antes de llamar a España a avisar que no he encontrado a nadie. Cunde el pánico.
08:35 - Aburrido de dar tanta vuelta, decido jugármela por una salida. Y elijo la de la izquierda, que es donde hay más gente esperando. Decido que por algo será, así que me instalo.
08:45 - Empiezan a salir las azafatas y el piloto de Iberia. Pero, ¿no son ellos los últimos en salir? Concluyo que llegaron en el primer avión, y que claramente se fueron hace horas. Bajo mi cartel.
08:50 - Camino hacia la salida derecha por si acaso, y me paro a un lado, cuando de repente escucho decir mi nombre con acento español. En vez de encontrarlos, me encontraron ellos a mí. Avergonzado, en vez de darles la cordial bienvenida me disculpo por si llevan mucho rato esperando... Me aseguran que no, pero ya tienen un auto esperándolos a la salida. Son tres en vez de dos, y vienen con seis maletas, porque al parecer mi madre no fue la única que les encargó viajar con maletas ajenas. Mientras salimos, la pantalla de llegadas sigue tal cual estaba cuando llegué. Lo peor es que el más afectado por el jet-lag parezco ser yo, como si viniera bajándome de un vuelo Pekín - Santiago, y ellos fueran los tíos buena onda que me fueron a buscar al aeropuerto... Al auto que los está esperando se suben dos de ellos, Jerónimo (que a todo esto es el Alcalde de Las Palmas de Gran Canaria) y el tercer señor, más cuatro maletas. Andrés y las dos maletas sobrantes nos vamos al estacionamiento.
09:05 - Bajamos al estacionamiento, yo con el carrito que transporta las maletas, intentando que no se me caigan del carro y mantenerme atento y agradable a la vez. Felizmente nada se cae, pero como no soy muy capaz de hacer dos cosas a la vez, debo parecerle un pelmazo sin tema.
09:15 - Después de hacer la cola para pagar el ticket, partimos rumbo al hotel, mientras me alargo con frases hechas sobre lo linda que es la cordillera nevada, que ahora mismo no se ve, el frío, el smog y otras del estilo. Si yo me estuviera conociendo, también me encontraría un latero.
09:35 - Llegamos, al hotel, trato de buscar estacionamiento pro no hay caso, así que me doy la vuelta a la manzana. Que resulta ser eterna. Cuando vuelvo a llegar a la puerta del hotel, paro el auto y entre bocinazos me bajo a sacar la maleta, dejando la encargada en el auto lógicamente, y me despido rápidamente para evitar que los conductores de atrás me linchen.
09:45 - Paso a comprar cigarros a la Copec.
09:50 - Llego a mi casa. Como no pude cumplir lo del Le Fournil entre todo el estrés, me preparó su sustituto, un Nescafé y una tostada con mantequilla, mientras pienso que ya no llegué a la clase de las 10:00, y que probablemente tampoco vaya a ir a la de las 11:30. No hay que sobreexigirle al cuerpo...
Epílogo
Parece que ya no me gusta tanto ir al aeropuerto. Me dejó molido. Espero recuperarme antes del jueves. Voy a ir a buscar a madre y hermana, que llegan en un vuelo Madrid - Santiago, a eso de las siete de la mañana...

7/20/2007

Vitamina C

Estoy vivo. Es una cosa que hay que agradecer. Las vacaciones han estado bastante bien, pero ahora sólo pienso en el resfrío que me tiene exiliado de cualquier contacto social que implique salir de la casa. Anoche me pasó lo mismo, sólo que pensé que con un día de cuidado sería suficiente para sanar. Me equivoqué. Estoy igual o peor que anoche, sólo que con un día de aburrimiento más a cuestas.
Pensé en quedarme en cama, y sí lo hice en la mañana, viendo SQP, pero no se si por el resfrío o qué, lo encontré más fome que nunca, y al poco rato me dio un dolor de espalda que me obligó a salir de la cama. Me sentí tan viejo achacoso, sin poder estar echado demasiado rato por dolor de espalda... Tarde tranquila, hasta que me informan que está publicada la toma de ramos. Desastre. Me dieron tres de seis. Así que nuevamente a buscar dos optativos y otro más de profundización para hacer algo este semestre. Y con la gracia añadida que los ramos con cupos son del estilo "Historia de la Lengua Española". Y lo peor de todo es que terminé tomándolo... Horror.
Y ya más entradita a noche, una que otra llamada para hacer algo en la noche. Me niego a todas aquellas que implican salir de mi casa, que son todas salvo una, que posteriormente es cancelada por la contraparte, con lo que aquí estoy. Así que en vista de mi falta de vitaminas me fui a exprimir unos limones a la cocina y con un concho de pisco que quedaba me preparé un pisco sour para mejorar la salud. En realidad, no se si habrá hecho efecto alguno sobre la salud misma, pero yo ya me siento algo más sano.

6/30/2007

La belleza

Me acaba de pasar algo triste. Pero, sorprendentemente, he logrado convertirlo en una fuente de orgullo.
Me explico. Estaba yo sentado frente al computador, haciendo nada, mientras la tarde afuera estaba en su máximo esplendor. El tibio sol de invierno, el azul del alto cielo mezclándose con el gris en degradé, la tranquilidad de un sábado de junio en la tarde. Y me dije a mí mismo, esto no puede seguir así. Así que agarré el libro que estoy leyendo y me dirigí a mi esquina favorita del barrio, Renato Sánchez con Gertrudis Echeñique, a terminármelo sentado en una banca. Así lo hice. La pena es que el peak del calorcito invernal ya había pasado, así que cuando me terminé el libro (fantástico, por lo demás), ya estaba casi oscuro y hacía bastante frío. Pero estaba feliz de haber dado un giro a mi apática tarde en casa.
Vuelvo raudo al hogar, y en el camino, empezando a notar como el frío me cala los huesos (culpa de lo desabrigado que salí, confiando en que se alargara el veranito de San Juan), escucho una conversación de dos señores de unos 60 años, que se despiden con un "Saludos a La Señora". La frase me queda dando vueltas, porque la encuentro lo más deprimente que puede existir, y en eso pienso mientras llego a casa y me preparo un café para paliar el frío.
Ya con café en mano, me dirijo a mi pieza, donde veo qué voy a hacer para seguir teniendo una tarde distinta, apegada a las cosas simples. Prendo la radio y pongo un CD de Suede, para levantar el espíritu, y mientras empieza a sonar "Beautiful Ones", me pongo a pensar qué podría hacer. Y se me prende la ampolleta: voy a documentar mi colección de vasitos, fotografiando cada uno de ellos. Saco la cámara de fotos, y empiezo a hacer las pruebas necesarias para ver qué flash es el indicado para lograr la foto ideal.
De pronto, la música para. Mi carreteado equipo de reproducción dice Error. Intento con otros cedés, pero no hay caso. Debería haberme dado cuenta del mal indicio. Enojado, pongo la radio, y prosigo con las fotos. Encontrado el flash ideal, uno a uno empiezo a sacar las vasos de la repisa, pero sólo llego al cuarto. Un vasito peruano, con una figura inca estampada en color plata. Un mal movimiento hace tambalear mi taza de café, y en mi ñurdez el vaso se me escapa de las manos, junto con chorros de café fluyendo fuera de la taza hacia el suelo. El resultado es el esperado: el vaso yace en el suelo, quebrado, sobre una fina capa de café. Estoy desolado.
En toda la historia de mi colección, que data del año '98, jamás se me había roto un vaso. Mi hermano Diego había roto uno, de hecho, el que inició la colección, pocos días después de que lo adquiriera. Sin embargo, eso le daba un toque mítico, el que lo inició todo era el primero en desaparecer. Pero en nueve años, con dos cambios de casa incluídos y uno de ciudad, no había ocurrido nada.
Consternado, admiro la escena en el suelo. Pero de repente, salta a mi cabeza la idea de la belleza. Así sin más, la belleza. Bastante tiene que ver con una etilizada conversación el día jueves, en que por horas discutimos sobre la estética y la belleza. También tiene que ver con que anoche me encontré con "Belleza Americana" en el cable, la cual por enésima vez me hipnotizó lo suficiente como para mantenerme despierto hasta altas horas de la madrugada. Así que, emulando al vecino que busca la belleza (no la estética) en cosas cotidianas, cambié el proyecto fotográfico por otro, obteniendo los resultados que a continuación se exponen. El vasito logrará trascender a través del arte, la belleza e Internet. Una maravilla.




6/16/2007

La cola del supermercado

Ayer recibí, a eso de las tres de la tarde, una llamada. Que buen inicio de historia, ¿verdad? Pero no tiene ninguna importancia, lamentablemente, sólo era para darle un toque de suspenso... La llamada era de mi madre, quien me solicitaba si por favor podía comprar dos botellas de jugo Watt's. Fue bastante específica en que tenían que ser de esos en botella y Watt's. Los sabores los dejó a mi criterio, no sin antes señalar que el de kiwi le parecía muy bueno.

La cosa es que yo no volvería al hogar hasta pasaditas las ocho, según mis cálculos, con lo que el jugo y yo íbamos a llegar atrasados a la misa/cena organizada para las siete. En todo caso, ni al jugo ni a mí nos molestaba llegar atrasados, sobre todo en consideración que la misa iba antes de la cena, con lo que seguí con las actividades programadas para la tarde.

Como era esperable, la meta de estar a las ocho en la casa se vio truncada cuando recién a las ocho y cuarto hacía yo mi ingreso al Líder de Tobalaba con Las Camelias, también conocido como el Líder de la tercera edad, en directa alusión a los octogenarios que gustan de pasear por los estrechos pasillos del supermercado a ritmo pausado, por decirlo respetuosamente, llenando sus carritos con salvado de trigo, caramelos de anís, y todos esos productos que suelen encontrarse sólo en los refrigeradores de los abuelos.

Me sorprendió a mi entrada el increíble cambio experimentado por el super. Al parecer, la señora Correa, gerenta/modelo de comerciales del Líder, notando los sentimientos hacia ese local específico, decidió modernizarlo con una nueva distribución, estantes más delgados, pintados de negro, pasillos más anchos, letreros negros con verde, y una serie de cambios estéticos que me parecieron ultra modernos. Mi felicidad viró en angustia cuando noté que ya casi nada estaba donde solía estar. O sea, el proceso de encontrar dónde habían puesto los jugos me llevó bastante más tiempo que el acostumbrado.

Una vez encontrado el pasillo, y localizados los jugos Watt's en botella, raudamente tomé uno de kiwi, para después quedarme unos minutos analizando qué otro sabor era el apropiado. Fui seleccionando más que nada por descarte. Los de durazno y damasco fueron rápidamente descartados, por espesos y dulzones. Piña, muy tropical para la estación. Frutilla, podía ser, pero después pensé que llevar un jugo rojo y uno verde era muy navideño, así que la estación tampoco era la apropiada. Así, me quedé con el tradicional jugo de naranja. Gran elección considerando que fue el único que llegó a tomarse por completo, quedando el de kiwi relegado a un segundo plano, siendo su actual destino el refrigerador. Tras la elección de jugos, me dirigí al pasillo del alcohol, dispuesto a comprar un regalo para un cumpleaños que se efectuaría esa noche. Grande fue mi sorpresa al comprobar que ese día tenían un 30% de descuento sobre todo el alcohol, salvo pisco y whisky, con lo que pude comprar una botella de vodka que me dejaría muy bien frente a la cumpleañera.

Feliz con el descubrimiento, me dirijo a las cajas, donde rapidamente me percato que la modernidad no ha llegado a ellas. Eternas colas me hacían presagiar una espera prolongada. Acomodé las tres botellas lo mejor que pude para evitar riesgos de que se me cayeran antes de pagar por ellas. Me instalé en una de las cajas express, para 15 productos o menos, y esperé mientras me llegaba el turno. De repente, desde mi bolsillo empieza a sonar la melodía "Sábanas Blancas, Cama Estrecha", de Mastretta, el único tono de mi celular desde hace unos años ya. Complicado, intento sacar el celular cuidando que las botellas estuvieran a salvo, lo que me lleva más tiempo del que normalmente me demoraría en sacar el celular del bollsillo. Era la Tere, contándome de ésto y aquéllo, preguntándome en dónde me encontraba y hacia dónde me dirigiría en el transcurso de la noche. Le cuento que estoy en la cola del supermercado, del evento en mi casa, y de la lata que me da llegar a la misa que ya se estaba celebrando en mi casa, pero que probablemente me perdería dado lo avanzada de la hora, para mi felicidad.

Cuando cuelgo unos segundos después, me percato de una situación un poco vergonzosa. Yo hablando de lo fome de la misa y demases, cuando una persona más adelante que yo en la cola van dos monjas... Evidentemente se percataron de la conversa, dado mi volumen cada vez que hablo por teléfono. Aunque en lugares públicos trato de pasar más desapercibido con el teléfono, es cosa de que me suene el celular para subir el tono unos decibeles más.

Trato de desentenderme de las monjas y hacerme el tonto, preocupándome de mis botellas, cuando noto que atrás mío alguien tararea una canción conocida. Y no cualquier canción, sino que la canción de mi celular... Y no digamos que sea la canción del verano ni mucho menos, como para que cualquiera la ande tarareando en la cola del supermercado. Espero a que se quede callado, pero el de atrás sigue pegado con la cancioncita. Sorprendido, me doy vuelta a ver quien será, demás que es un conocido tratando de llamar mi atención. Negativo. Un total desconocido, de unos cuarenta años, gordito con ropa de oficina. Ensimismado cantando las notas que probablemente se aprendió mientras sonaba mi celular. Muy extraño. Y en eso sigue mientras avanza la cola, pago y me voy, escuchándolo en su personal tarareo. Paro a comprar cigarros en la tabaquería, y al salir lo veo parado junto a la entrada, haciendo nada. Temeroso ante la presencia de un potecial sicópata, me largo rápidamente del lugar en dirección a mi casa, apurando el tranco para que mi atraso no sea tan notorio. A eso de las nueve hago mi ingreso, la misa ya finalizada y todos listos para comer.

De la comida en sí nada especial que destacar. Se acabó temprano, y me dirigí con el vodka al cumpleaños. Que era bastante lejos. Una vez ahí, intentando recordar cuál era la casa, llamo a la cumpleañera para que me refresque la memoria. No recibo contestación. Llamo a una amiga de la cumpleañera, quien entre risas me informa que el cumpleaños ha sido suspendido. Debo haber sido el único que nunca supo. Así que hubo que regresar, con la cola, y la botella de vodka, entre las piernas.

6/07/2007

Innovaciones

Los laberintos de internet son misteriosos. Nos llevan a conocer cosas que creíamos inexistentes. En el último tiempo habían sido personajes insólitos. Ahora tecnología pura.

Gracias a la revista electrónica Supernovapop, la cual imprimí para leer en el metro, me enteré de la existencia de Last.fm, un sitio musical bastante interesante, así que llegué ese día a mi casa, me hice socio, y me olvidé del tema. Días después, navegando en Super45 me encontré con un artículo sobre si eres mainstream o no, en el que se señalaba que alguien había diseñado un sistema para usuarios de Last.fm que buscaba la música que habías escuchado, la analizaba según una fórmula rara y te decía que tan mainstream eras. Entusiasmado seguí el vínculo, pero al ingresar mi nombre de usuario tiraba error: todavía no escuchaba música en el programita. Vuelvo a Last y averiguo como se escucha música, proceso al que llaman scrobbling, y tras un par de días escuchando música al ritmo de mi trabajo de Energías Sustentables, ya hay un avance sobre qué tan mainstream soy. Entretenido, verdad?

Pero lo más interesante es que vi que te generan una radio personal según las cosas que vas escuchando, y que además puedo introducirla libremente en el blogs, con lo que a su derecha podrán observar mi nueva y reluciente radio! Si les molesta, presionen off o equivalente en cualquier minuto. Me cargan las páginas con musiquita, pero siendo la propia todo se ve de forma distinta...

5/31/2007

Lo que queda de Mayo

Se acabó Mayo. Tenía grandes expectativas para este mes. Algunas se cumplieron. Otras no tanto. Pero lo importante es lo que queda. Y no ha podido terminar mejor que el día de hoy, mirando idiotizado la cordillera desde el metro hasta llegar a la universidad, y paseando en la tarde por Providencia tratando de evitar el granizo que por un breve lapso de tiempo sacó a todos a la calle a sapear. Así da gusto vivir en Santiago.

Lo que quedó:

- 1 novela entretenida

- 1 recopilación de artículos sorprendentes

- 1 película polaca setentera

- 6 degustaciones de vino

- 2 nuevas sensaciones en sabores de helado

- 1 disco anteriormente pasado por alto

- 1 visita extranjera confirmada

- 1 ramo botado

- 3 blogs resucitados gracias a amenazas

- 1 fotolog insólito y genial

¿Se me olvida algo?

5/16/2007

María, La Mazorca

En La Serena, donde vivíamos en casa, alguna vez tuvimos una mini huerta, cortesía de las clases de inglés que teníamos la Xixi y yo. Es que aunque lleváramos ocho años en colegio gringo, mi madre, temerosa de que perdiéramos el segundo idioma, le pidió a una amiga que nos hiciera clases de conversación en inglés, que finalmente consistían en hacer una serie de actividades didácticas en el idioma de Shakespeare, como ir al supermercado, hacer galletas, o ir de paseo a comprar manjar duro en la casa de los ladrillos rojos en Algarrobito. Y una de las actividades fue comprar semillas y plantarlas todas juntas en un macetero de esos cuadrados largos de plástico. Plantamos todo y pusimos carteles indicando qué era cada cosa, para no perdernos. Días después, nuestro querido can Alexander Helmut, el salchicha, quitó todos los cartelitos y revolvió todo el macetero, con lo que finalmente lo poco que brotó de ahí tuvo identidad desconocida, y finalmente se secó y hasta ahí llegó el proyecto.

Esa era toda mi experiencia en la botánica doméstica hasta el año pasado, cuando, cortesía de la Cata, me entusiasmó la idea de plantar una semilla de choclo en la terraza. La idea me alucinó por completo: una enorme mazorca saliendo desde la ventana de un departamento hacia la calle. Seríamos, probablemente, los más originales de este barrio de viejos e hipocondríacos, en palabras de la Bea.

La semilla era básicamente un grano de choclo como deshidratado, o sea, una especie de pasa en versión choclo, arrugada y amarilla. Había un macetero vacío, y en silencio planté la semilla siguiendo los consejos jardinísticos que se me habían dado. No quería que mi mamá supiera que había plantado un choclo, creo que a ella no le hubiera gustado tanto como a mí la idea de una mazorca apareciendo por ahí. Que irían a decir los vecinos...

La cosa es que pocos días después de ejecutada la plantación, llegan a pedirme que plante no se que cosa en el macetero vacío de la terraza. Acorralado, y viendo el riesgo que corría mi mazorca, confesé que ya había plantado algo en ese macetero, pero que no iba a decir que era.

"¡Marihuana!" exclamó mi espantada madre. "¡No me digas que plantaste marihuana!". Entre risas, mías y de la Xixi, le conté que lo que había plantado era una mazorca, y que no quería decirle para que no impidiera la plantación. Fue en ese minuto en que la Xixi bautizó a la mazorca: se llamaría María. María, la mazorca. Marizorca, para los amigos...

A los pocos días, apareció entre la tierra un punto verde. Todos los días la regaba y la veía crecer. Se convirtió en un personaje del hogar, todo el que llegara iba a mirar los avances de María. Al principio fue increíble, crecía a un ritmo admirable, para lo que yo me esperaba. Llegadas las vacaciones, dejé encargada la mazorca a mi hermano Diego, para que la regara durante el tiempo en que yo no estuviera. Cada vez que hablábamos por teléfono, pedía avances sobre el estado de María. Las noticias eran buenas, María seguía creciendo. De vuelta en Santiago, la volví a ver, era una mazorca preadolescente, luchando por seguir creciendo. Pero se hizo evidente un grave problema: no le llegaba suficiente sol. Las otras plantas le tapaban el sol a toda hora. Traté de armar un hoyo entre las ramas, pero fue infructuoso.

Pero el golpe bajo fue cuando conocí a las hermanas de María quienes habían sido plantadas en la huerta de la Cata. Tenían que medirse en Estadios Nacionales... Eran absolutamente enormes, se veía que en cualquier minuto iban a estar listos los choclos. María al lado parecía un pitufo, no medía más de 30 centímetros, era debilucha y claramente no me iba a dar ni un choclo esta temporada.

El golpe de gracia llegó más tarde. En un arranque de cariño por María, mi preocupada madre desenterró de la bodega un fertilizante que tenía, probablemente, desde la época en La Serena. Cuidadosamente fertilizó a María, además de dos matas de albahaca que recibí de premio de consuelo por lo piñufla que había resultado mi mazorca, y otro arbusto enredadera de toda la vida de mi casa. Por alguna extraña razón, el fertilizante ese se transformó en veneno de plantas. En pocas horas, María yacía acostada sobre la tierra, y las albahacas empezaron a botar sus hojas. En un principio pensé que les faltaba agua. Pero la tierra tenía un color ceniza muy raro. Era el fertilizante.

María murió pocos días después, no hubo oportunidad de salvarla. La albahaca pereció al tiempo, víctima del mortal fertilizante. El arbusto, que tenía un tronco fuerte y las ramas enredadas adheridas a la pared, dio la pelea un tiempo más, pero nada pudo apartarlo de su destino, que estaba escrito. En esa esquina de la terraza ya no hay nada.



Esta es la única foto que tengo de María. Fue tomada, aunque parezca mentira, una noche de eclipse lunar. Saqué la cámara para fotografiar la luna, y de pasadita aproveché de sacarle una foto a mi María. Fueron sus últimos días.

Como ven, no todas las historias tienen un final feliz.

5/08/2007

De abuelas y helados

"Érase una vez, una abuelita que sacó a pasear a su nieto predilecto. Le compró un helado en el Emporio de la Rosa. Mientras caminaban por el Parque Forestal, al nieto se le cae el helado al suelo. El niño, muy apenado, se agacha para recoger el helado, a lo que su abuela le dice: ¡Niño! ¡Las cosas del suelo no se recogen!"

El resto me imagino que ya se lo saben... Pero bueno, al que no lo sepa, el chiste termina cuando la abuela tropieza con una hormiga cabezona en la calle, y al pedirle ayuda al nieto para levantarla, este responde diciendo que no, porque las cosas del suelo no se recogen.

En eso pensaba yo hace poco tiempo, cuando recién llegado a mi casa, como a las nueve de la noche, después de una prueba de Marketing, me encuentro una nota en mi cama para que haga tallarines para comer a las 9:20. Y como yo no le hago ascos a la cocina, raudo partí a preparar tallarines a la boloñesa. La salsa ya estaba hecha, con lo que fácilmente podría haber calentado la salsa en el microondas, hacer los tallarines y listo.

Pero no, mi espíritu gourmet no lo permitió, aún cuando se tratara de un simple plato de tallarines con carne molida. Mientras hervía el agua, comencé a calentar la salsa a fuego lento, hidratándola poco a poco para que no perdiera humectación. Cociné los tallarines hasta que estuvieron casi al dente, los saqué y dejé que terminaran de cocinarse en la salsa, con algo del líquido de los mismos tallarines, para que la pasta agarrara el sabor del tomate y la carne. Tallarines al dente y caldúos, mis favoritos.

A las 9:20 en punto los tallarines estaban listos, recién sacados de la olla. Sirvo dos platos, uno para mí y otro para mi hermano Diego. Las otras están a dieta, así que no comen tallarines, sino unos potingues con quinoa y otros cereales, con pinta de alpiste. Le paso el plato a Diego, quien se encontraba comiendo chicle. Y estando yo sentado, listo para empezar a comer, escucho la risa nerviosa de Diego, seguida de un "no fue a propósito" o algo por estilo. Y es que ahí mismo, figuraba Diego con el plato en la mano, pero todos los tallarines en el suelo. Y no digamos que en la parte de la cocina que nadie pisa, sino que justo entre el basurero y la cocinilla donde acababa de hacer los tallarines. Nota al público: cuando salí de la prueba en plena noche, tratando de encontrar un atajo para llegar al metro, pise una poza de barro. O sea, los tallarines figuraban encima del suelo que mis zapatillas con barro habían pisado los últimos veinte minutos. Y es que cuando el niño se agachó a botar el chicle, le dio una pendiente al plato lo suficientemente adecuada para que los tallarines caldúos resbalaran directamente hacia el suelo.

El sentimiento de ira rápidamente se transformó en preocupación. ¿Qué se hace ahora? ¿Se come los tallarines o no? Pensé que lo lógico era que no, pero él insistió en recogerlos y ponerlos en su plato. Antes de que se los comiera, le dije que limpiara el suelo, y que esperáramos a que llegara nuestra madre, y que ella decidiera que se hacía. Como mucho, se hacían más tallarines y listo. Pero mientras tanto, yo no estaba ni ahí con que se me enfriara el plato, así que comí mientras azuzaba al niño para que dejara el plato tranquilo hasta que llegara el veredicto final. Con horror vi como se metía tallarines a la boca y los absorbía como en "La Dama y el Vagabundo". Ya veía como los pedazos de barro le quedaban en la boca.

Cuando finalmente llegó la decisión maternal, esta vino acompañada de reto y todo. ¡Pero para mí! Que como tan exagerado, que si nunca había comido cosas del suelo... En eso tenía razón, pero siendo un plato de comida entero, y pudiendo evitarlo... El plato se calentó en el microondas y fue engullido por el hambreado Diego en pocos segundos. Yo no podía dejar de pensar en esa sabia abuela, y en como una de las lecciones básicas aprendidas en la infancia se iban por el remolino del water tan rápidamente.

4/30/2007

La Letra Chica

Ayer me dediqué a uno de mis pasatiempos más ñoños, pero predilectos, dentro de lo que se puede hacer un día fomingo en mi casa. Leer el diario. Me instalé después de almorzar con mi botella reciclada de agua mineral Vital (que hoy lamentablemente apareción en el basurero, y no he podido identificar al culpable), mi cajetilla de Belmont Light y mi encendedor verde, y por supuesto mis anteojos (que cada día estoy usando más) en la terraza del depto con todo El Mercurio del día domingo. Es que aunque El Mercurio alguna vez mintió, ahora está bastante entretenido. Sobre todo los domingos, con el Reportajes, la Revista del Domingo y esas cosas. Estuve toda la tarde informándome sobre el magro estado del mundo y de nuestro país, hasta la hora de comer.

Pero lo que más me sorprendio de todos los cuerpos y suplementos del diario, fue un folleto de una farmacia con nombre de calle. No lo analicé mucho, pero creo que jamás había visto que una farmacia imprimiera folletos publicitarios de ese estilo. No le di mayor importancia, hasta que me puse a pensar en la cantidad de farmacias que hay aquí en Santiago. Sólo pensando en mi barrio, la cosa es un poco absurda...

Haciendo un paseo mental por mi barrio y alrededores estoy viendo alrededor de ¡7! farmacias en un margen de distancia bastante bajo. O sea, todo caminable en 10 minutos o menos. La que está más cerca es una farmacia de esas sin nombre, que en realidad más que farmacia es como un "todo a mil", pero que se publicita como farmacia. En Apoquindo un poco más arriba de San Crescente. Subiendo por Apoquindo, antes de terminar la misma cuadra, una de las con nombre de calle. Siguiente cuadra, otra de la cual mi hermana Ximena fue "rostro" de un comercial. Ya van tres.
Dejemos esa ruta. Si por Apoquindo bajo en vez de subir por San Crescente, en la esquina con Enrique Foster hay una de las que se fusionaron hace no se cuanto tiempo. Bajando más, en el Unimarc de Tobalaba hay otra con nombre de calle. Van cinco.

Si me meto por Tobalaba, llego a la polémica farmacia nueva de las con nombre de calle, polémica porque al parecer para construirla botaron un árbol centenario que allí moraba. Un poco más allá, en Lota con El Bosque, otra de las con nombre de calle.

No me acuerdo de más, ¿pero ya es bastante o no? Siete para un espacio tan chico... Y eso que no me estoy metiendo por Providencia para abajo, o a Sanhattan mismo, donde debe haber por lo menos tres más... Me he permitido, cortesía de MapCity, una demostración gráfica. La estrella roja (no la puse yo, sino Mapcity) vendría a ser mi casa. Los puntos amarillos (que los puse en Paint) son las farmacias antes mencionadas.



Y analizando más este hecho, empecé a preguntarme ¿por qué es que se da esto tan absurdo? ¿Existe tanta gente enferma como para tener tantas farmacias tan juntas? No veo el negocio.

Pero el folleto del diario me abrió los ojos. Empecé a analizarlo más detenidamente y la verdad es que la cosa es bien perversa. En la portada del catálogo figura una rucia bien estupenda, parecida a Helen Hunt (la rucia de la serie gringa de la parejita neoyorquina, que se rehizo en Chile con nefastos resultados), vestida sólo con una bufanda roja... ¿Qué promociona esto? Esta farmacia te protege contra el invierno. Que fuerte. Lo que hay que hacer para vender Tapsin. En todo caso, no se confundan, no es que me haya bajado el moralismo anti-piluchismo, pero los publicistas de hoy en día parece que fueron todos a la misma universidad, donde el único ramo que vieron fue "Usar gente en pelota para vender cualquier cosa" I, II, III y hasta terminar la carrera. Un poquito de creatividad, por favor!

Ya por dentro, el catálogo promociona sus productos y ofertas como si comprar Nastizol, Omeprazol y Trioval fuera tan lógico y común como comprar tallarines, lentejas y manzanas. Las promociones incluyen desde termómetros digitales por la compra de antibióticos, hasta aerocámaras por la compra de inhaladores, como si fuera absolutamente normal y atractivo tener niños asmáticos para andar poniéndoles estas máscaras inhaladoras. Foto al lado de un padre feliz con su hijo. Por lo menos están vestidos...

Pero sin duda, lo más revelador está en la última página, la contratapa. El nombre y logo han sido eliminados para protegerme de futuras acciones legales en mi contra por mal uso de imagen corporativa.


¡NO SE AUTOMEDIQUE! La letra chica, al costado derecho... He ahí el porque de la invasión farmacéutica: el santiaguino promedio se automedica. Y las farmacias, aunque lo desicentivan en su letra chica, felices nos venden remedios y demases que no necesitamos, con la excusa de la prevención del resfrío y otras del estilo... Es lo único que explica farmacias llenas a toda hora. Por eso somos tan neuróticos y perseguidos. Por eso tenemos los índices de suicidio de los países escandinavos, sin la mitad del frío que pasan allá.

Lo peor de todo es que me di cuenta que no me libro. Cada noche, antes de acostarme, me tomo una cápsula de propóleo, a ver si paso un invierno libre de gripes. Todavía no es Mayo y ya llevo una...

4/24/2007

Descarada autopromoción

No se si se habrán fijado, pero he puesto en una posición de honor en el cuadrito de blogs amigos al recientemente inaugurado espacio cibernético de HuevoDuro Producciones. Un lugar para crear y soñar. A todos los simpatizantes del proyecto los invito a visitar el blog, que entre sus muchas gracias cuenta con cuatro co-autores, más los fichajes que se vengan, y vínculos para ver en línea los antiguos trabajos. O sea, "Se Llamaba Iván", y más nada por ahora, pero como HuevoDuro se viene, no se van a dar cuenta cuando ya tengamos cantidad de material fílmico. Además, si nos apoyas ahora que somos desconocidos, te aseguras nuestra amistad cuando nos hagamos famosos y ganemos premios y esas cosas. En nombre del equipo los invito a visitarnos: huevoduroproducciones.blogspot.com

4/11/2007

Personajes

Llevo bastantes días intentando aprender más sobre tecnología digital. Pero aprender haciendo cosas. Y ha dado resultado! El resultado deja bastante que desear, pero es un resultado al fin y al cabo: he logrado publicar videos en YouTube! Suena fácil de hacer, pero el tema es que los vídeos no eran cualquier cosa, vienen del archivo audiovisual familiar, o sea, han recorrido un largo camino para convertirse desde un video de cámara casera análoga, de cinta, a lo que son ahora. Aunque claro, tampoco puedo arrogarme el traspaso a digital. De eso se encargí mi madre, que mandó a traspasar todos los antiguos videos a DVD. Yo hice lo siguiente, traspasar el DVD a un formato que mi computador pudiera leer, y después acortarlos con Premiere, para obtener el resultado final.
La imagen es ahí nomás, el sonido está desfasado, y como no tengo los cuarenta dólares que cuesta la licencia de uno de los programas (y aunque los tuviera no la compraría), una frase en el centro recuerda que los usuarios no registrados quedan marcados así...
Dicho esto, les presento (a quienes no los conozcan) a mis abuelos españoles en dos videos de archivo del año 99, mi abuelo recitado un poema de Rubén Darío, y mi abuela contando un chiste de Bilbao. Dos personajes geniales.
Aviso a los Jiménez: Si es que encuentran un poco mucho esto de publicar videos familiares en Internet, me avisan y los saco...



3/19/2007

Crisis

Aprovecho este espacio de opinión, ahora que tengo un reducido pero fiel público, para alegar por una situación que me tiene tanto a mi como a otros absolutamente chatos: la evidente crisis de la escuela en que estudiamos.

Es que está insufrible. No conformes con hacer cambios que no necesitamos para justificar las absurdas subidas del arancel, todo queda hecho a medias, para molestarnos a los estudiantes en el mes más desagradable del año: Marzo. Y está bien, el edificio nuevo es muy bonito, muchas gracias. Pero más bonito va a ser cuando esté listo... A continuación, un detalle de las crisis en que vivimos.

Los primeros días fueron de deslumbramiento con todo lo nuevo. Sin embargo, inmediatamente se hizo patente una situación alarmente: la crisis alimenticia. Porque de un día para otro, se eliminaron los tres puntos de alimentación más cercanos. El Playero, famosos por sus enormes sandwiches, la ya venida a menos, pero igualmente útil cafetería, y el Quickdeli, de los combos de ensalada más bebida por mil cien. Ahora ya no existen. El Playero fue demolido, y en su reemplazo tenemos un tierral, la cafetería está en proceso de reconstrucción, todavía no sabemos de qué, pero algo harán ahí, y el carrito Quickdeli debe haberse trasladado a alguna facultad vecina, desconocida aún. Lo mismo con las vendomáticas de todo tipo que había por ahí. Las de al frente del Food Garden, están clausuradas por la obra. Las de la salida de las salas A, desaparecidas, y las únicas que podrían estar funcionando, las del pasillo de las salas B, están todas desenchufadas, también por la obra. La tardía reentrada al juego de la nueva cafetería del edificio ha alivianado un poco la cosa, pero todavía no tienen cocina, así que si no es para comprarse un Super 8, sirve para poco más. ¿Y qué nos queda ahora? Emigrar a La Casita de Construcción o al Food Garden, los establecimientos más cercanos. Pero ello nos lleva a otro aspecto en crisis...



"No alcanza el tiempo", se quejaron los más cautos. "¡Volvió la Upé!", clamaron los más exaltados. Porque la crisis de colas ha sido otra nefasta característica de la vuelta a clases 2007. Si al final es una cosa matemática: miles de novatos llegan encandilados por primera vez a la universidad, por lo que están ahí todo el día. Si le sumas a esas novatos otros miles de alumnos antiguos malhumorados, y tratas de ponerlos a todos juntos a almorzar en el Food Garden en 40 minutos, la densidad humana supera al Metro de Santiago en hora punta (nota a los extranjeros, superamos al Metro de Tokyo, con 8 personas por metro cuadrado). El lugar no da abasto. Así que si no tienes hora libre después de almuerzo, olvídate de comer. Lo mismo en Construcción, la ya antes larga cola se ha triplicado en las horas de almuerzo. Y si la haces, cuando te toque llegar a la caja ya no queda nada donde elegir. Es cierto, ya me pasó... Igual cosa pasa con el bancomático (alias Redbanc para los santiaguinos burlones). Quince minutos de cola me tocaron el otro día. Cuando salí, ya tenía plata, pero ni un minuto libre para ir a comprar comida. Una pena.


El edificio nuevo, bueno, ahí está. Sabíamos que se venía, teníamos claro que esperar. Pero esperábamos que estuviera listo! Pues va a ser que no. Listo estará entradito el semestre, lo que nos sume en una tremenda crisis de accesibilidad. El arreglo de nuevas zonas de la facultad tiene tapados la mayoría de los accesos a la misma. Ahora mismo, los miles que por ahí deambulamos normalmente tenemos que ingresar por un solo pasillo cerrado, foco de aglomeraciones a cada cambio de módulo. Es la salida más fácil para llegar al metro y conectarse con las nuevas zonas de alimentación. Para ir a los estacionamientos, tienen instaladas unas maderitas a modo de pasadizo. Y está el pasillo que llevaba al Playero y la Dirdoc, pero como ya no están ninguno de los dos, de poco sirve ya. La entrada clásica, tapada. Para pasar a los departamentos, darse la vuelta por detrás de las B.

El factor encierro es notorio. Al borde de la claustrofobia, descubrimos la crisis estética. No hay entradas abiertas, están tapadas con paneles. Por detrás asoman andamios y mucho ruido. Elevaron los techos del pasillo. Pero me imagino que no están listos, o van a quedar así? Con las columnas rojas y amarillas y el techo de cholguán? Que pasó con las teles del pasillo? No es que CaiTV fuera muy maravillosa, pero alguna distracción había del panorama... Además, el efecto techo alto, gente chica es un poco deprimente. Y después está el patio de los cuadrados. Habrá que rebautizarlo, porque sacaron todos los cuadrados. En su lugar, pusieron cemento. A nivel de suelo. No conformes, sacaron las mesas blancas, esas en las que tantos módulos libres disfrutamos haciendo universidad, en palabras de W!. Quien sabe donde están. Ahora mismo, el patio consta de una planicie de cemento a todo sol, sin lugar donde sentarse, y con algunos árboles desparramados sin orden, preguntándose qué hacen ahí.



Ya lo mencioné, pero para enfatizar el punto. Las obras no están listas. Hay que terminarlas. Ya estamos en clases. Solución: Ponerse a trabajar a partir de la una de la tarde, como si la universidad fuera part-time solo en la mañana. Crisis acústica. ¿Qué pasa con los que tenemos clases de una a seis en salas a dos metros de la obra? Se joden. Y ya está. Está bien, de alguna forma tienen que terminar, ¿pero no sería lógico trasladar a los que tenemos clases ahí a algún otro de los tantos edificios que año a año se construyen en San Joaquín? Me niego a creer que no hay salas. Lo que hay es burocracia para asignarlas, así que nadie lo va a hacer.

Me dirijo a las autoridades que podrían tener acceso a este blog. O sea, Jota y Tere: ya votamos por ustedes, ahora les toca representarnos. ¡Por favor!

3/10/2007

Tu y yo y todos los demás

Después de superar el día del examen, les aprovecho de recomendar una película muy interesante que vi hace poco y que recomiendo absolutamente para un rato agradable. Intentaré poner el link de youtube, a ver si resulta. Si no resulta a la primera no lo intentaré de nuevo, ni borraré el post, dejando en evidencia mi falta de conocimientos cibernéticos. Si resulta, pues muy bien. Ahí va, y véanla!

2/26/2007

¿Tengo algo en el ojo?

Hoy día he tenido que dedicarme a una ingrata, pero finalmente necesaria tarea: sacar carnet de identidad y licencia de manejar, luego de que ambos documentos fueran sustraídos, en conjunto con toda mi billetera, de un bolsillo de mi pantalón sin que yo me diera cuenta de ello, después de una larga noche de juerga en Madrid. Y que mejor que asistir a oficinas públicas varias para aterrizar ya de lleno en la vida santiaguina, que ahora mismo se reduce a sudar, pelar al Transantiago, y comentar sobre los potos de la familia Bolocco o la presunta adicción a la coca de Marlén Olivarí entre otros "entretelones" del Festival de Viña, que en el fondo es un traslado de todos los famosillos y "prensa" asociada unos cuantos kilómetros, para poder transmitir las noticias con el mar de fondo e inventarse temas para disvariar.
El edificio nuevo donde se encuentra el Registro Civil de Vitacura es bastante vistoso, cosa que se agradece cuando uno es tan perdido como yo. Una mega estructura acristalada en medio de un peladero en proceso de forestación con palmeras y otros. Aún así, no logré encontrar a la primera la entrada al estacionamiento, y tras una vuelta que casi me lleva a entrar a una de esas autopistas nuevas que todavía no logro entender del todo, pero que logré evitar mediante una arriesgada vuelta en u bastante irresponsable considerando mi calidad de indocumentado, logré ingresar al estacionamiento. Ahí, lo de siempre, sacar numerito y a esperar.
Una hora y media después, cuando llegó mi número, rapidamente me dispuse a salir del trámite lo más rápido posible. Tan rápido quería irme, que en cuanto me preguntaron si quería ser donante de órganos, instintivamente respondí que sí, pero inmediatamente me invadió un sentimiento de angustia inesperado. ¿De verdad quiero ser donante de órganos? Por mi mente pasaron todos esos cuentos de gente que tras un accidente todavía no se mueren y ya están repartiendo sus órganos a los más diversos puntos del país. Casi me entra un soponcio, muchos nervios y dificultad para respirar, ya me veía con ataque de pánico ahí mismo... Sin embargo, era tarde para arrepentirse, o a lo mejor no, pero como la dignidad va siempre primero, no quise decir nada. El señor del otro lado de la mesa seguía tecleando mientras yo me pasaba rollos mentales, hasta que otro suceso distrajo mi atención de mis pesimistas pensamientos. Era la hora de la foto, otro procedimiento que pone a prueba toda mi paciencia. Y algo estaba saliendo mal. La rutina de la foto única se convirtió en una sesión fotográfica, al repetir el funcionario el procedimiento una y otra vez... Mi nerviosismo se acrecentaba, pensé que el problema sería lo proclive que soy a salir siempre con los ojos cerrados, con lo que traté de mantener las pupilas lo más abiertas posibles. Pero nada. Sacaron una lámpara que me apuntaba a la cara, como un foco, pero nada.
Después de algunos intentos, al parecer la foto ya salió bien y después de pagar la tasa apropiada, me entregaron el comprobante con el resumen de la sesión. Ahí comprendí lo que había pasado. Literalmente: "Se hace lo posible por evitar el rojo del ojo, imposible mejor fotografía, favor fabricar cédula de identidad, imposible mejor fotografía, se aplicó luz para evitar el rojo del ojo". Lapidario. Debido a la risa que me dio la situación, no me había fijado en el costado superior derecho del papelito, donde aparecía la foto elegida para mi cédula. Y ahí la risa rápidamente viró en una angustia parecida a la anterior. Después de verla, inmediatamente recordé un programa español, no muy serio, pero igual, donde hace algunos años invitaron a un tipo medio rallado que tenía una teoría bastante original que relacionaba fotografía y muerte. Decía que antes de morir, uno aparecía en las fotos con el ojo izquierdo caído respecto al derecho, especialmente el extremo izquierdo. Y para corroborar su teoría, mostró una foto de John Kennedy Jr, unos días antes de morir en un accidente aérero, y otra de algunos de los terroristas de las Torres Gemelas, de los que iban en los aviones. Eran el aval de su teoría. Y bueno, en mi foto de carnet, además de una injusta cara de trasnochado resacoso (aún cuando anoche me quedé tranquilo en casa viendo tele) aparezco con la punta del ojo izquierdo tirando para abajo, en conjunto con todo el ojo izquierdo. Y esto, sumado a mi nueva condición de donante de órganos, no me hizo presagiar nada bueno para el resto del día.
Un poco apabullado me dirigí ahora a la Dirección de Tránsito de Las Condes, concentrado en encontrar el sitio. Tras varios intentos frustrados y vergonzosas vueltas, di con el lugar. Al llegar, lo mismo, numerito y esperar. Sólo que esta vez había poca gente, así que la espera fue bien corta. Llaman a mi número, me piden los datos y nuevamente me preguntan si quiero ser donante. Para ser consecuente, volví a decir que sí y tras un breve papeleo me entregan un itinerario de estaciones por las que tengo que ir pasando. La primera, por supuesto, caja. Quedé bastante sorprendido por el cobro, no me acordaba que fuera tan caro. Un poco molesto, me dirijo a la segunda estación, nuevamente a sufrir con la fotografía. Pero ahora no hubo problemas, a la primera sale bien y me mandan a la siguiente estación. Nuevamente me invade el estrés: examen psicotécnico... O sea, apretar los puntitos tapados por un plato giratorio, acelerar y frenar al ver la luz roja, y el peor de todos, o el más temido por mí: motricidad fina... Siga el camino con la agujita sin salirse de la línea en menos de un minuto. No alcancé a llegar al final, pero estuve cerca. Prueba superada!
Pero faltaba una, que anteriormente no me había causado problemas, pero siempre hay una primera vez. El examen de vista. La señora me pregunta si uso anteojos, a lo que respondo que a veces, no mucho. Inmediatamente me pide que mire por la maquinita y que lea la línea 6. Veo jeroglifos. Avergonzado confieso que no veo nada. Me solicitan ponerme anteojos y repetir el procedimiento. Los jeroglifos se aclaran un poco, pero no lo suficiente como para dejar contenta a la examinadora. Me baja a leer la línea 5, después de decirme que no le estoy achuntando a ninguna de la línea 6... Supero la 5, y vuelvo a la 6. Cambio un par de las que dije antes y ya me deja seguir avanzando. Siguiente estación, examen médico. Un señor de bata blanca me pregunta si me automedico y otras del estilo y sorpresivamente, me manda de vuelta a la segunda estación, porque debo sacarme una nueva foto, pero ahora con los anteojos puestos. Papelón. Resignado vuelvo a exponerme ante el lente, por enésima vez en la mañana. Mi destino queda estampado en mi licencia de conductor, como describen las restricciones del carnet: "Debe usar lentes y o lentes de contacto". Todavía no entiendo lo del "y o", ¿se pueden usar ambos a la vez? Seguro que se puede, ¿pero se debe? No me quedó muy claro.
El calor a la salida dejaba en claro que ya pasaba el mediodía, la mañana se ha acabado y yo sigo preguntandome con que me levanté hoy día en los ojos.

2/20/2007

Vuelvo

A vivir en mi país... Sí, ya me queda nada, el viernes, si las aerolíneas quieren, ya estaré de vuelta en Santiago a eso del mediodía, con lo que oficialmente se acaban las vacaciones. Tengo mucho que contar, y la verdad, feliz lo haría, pero la idea de este blog jamás fue ser un itinerario de viajes, así que me limitaré a mostrarles fotos

de Poznan...

y Praga...

y Cracovia...

y Varsovia...
y la nieve...



y más nieve...

y aún más nieve...
y Berlín...
y la boda...
y más boda...
y Madrid, por supuesto!


Hasta pronto!

2/11/2007

Varsovienne

Tengo el estomago dislocado y la mandibula desencajada de tanto reirme... La locura se ha apoderado de Varsovia con la confluencia de Mexico, Polonia y Chile por un fin de semana en esta gelida ciudad, tapada de nieve, casitas estrechas de colores y gente que a nuestros ojos parecen rusos saliendo de la Plaza Roja de Moscu. Incredible (talla interna). No escribo mas para disfrutar de lo que queda aqui, ademas que solo se quejan por los posts eternos, ahora se conforman con poco. Por sonsos. Solo quiero comunicar lo bien que estoy, lo bien que lo he pasado, y la mas que probable depresion que tendran que ayudarme a sobrellevar cuando vuelva a Santiago... Fotos cuando tenga el cable. Do widzenia!

1/30/2007

Cumpleaños mais largo do mundo

Este año me ha ocurrido algo que nunca antes había tenido la suerte de que ocurriera. Que será, se preguntarán. Bueno, resulta que el día de mi cumpleaños duró exactamente 25 horas. Y todo gracias a los caprichos del reloj mundial y la Unión Europea, que aunque la mayoría de los países tiene la misma hora, los habitantes del Reino Unido, Portugal y las Islas Canarias tienen una hora menos que el grueso del continente. Claro que ahora los gallegos, para complicar un poco más las cosas, están alegando su derecho a ingresar en esa zona horaria y salirse de la actual. Que podría significar esto, a lo mejor para ellos mucho, quien sabe, nunca he estado en Galicia, pero el gasto en saliva cada vez que dicen la hora acá sería considerable. La Radio Nacional de España, que está prendida a todas horas en la oficina, da la hora cada quince minutos: son las 11:15, 10:15 en Canarias. Pasaría a ser: son las 11:15, 10:15 en Canarias y Galicia. O Galicia y Canarias, que más da, pero les aseguro que habría show por ver a quien pronuncian primero. Yo creo que el orden alfabético es lo más justo, así queda Canarias primero, que por alguna razón que no sé bien cual es, me caen mejor. Pero bueno, el tema es que este año decidí, aunque para ser riguroso, me convencieron, de ir a celebrar mi cumpleaños a Lisboa, ciudad de tranvías, pastelerías y portugueses. El avión despegó de Madrid a las 10:50 de la mañana y aterrizó en Lisboa diez minutos antes, o sea, a las 10:40 de la mañana. Y esa es la explicación de tan largo día de cumpleaños. También es cierto que esa hora ganada la volví a perder el domingo, cuando volví, pero en fin, no era mi cumpleaños, así que sólo perdí una hora de un domingo normal. Pasado mañana se me va a olvidar, sin embargo, lo del cumpleaños extra largo lo recordaré en años venideros. Espero.
Y con esta introducción les agradezco a todos los que me enviaron sus saludos con mayor o menor exactitud de fechas (la exacta es el 26), y bueno, a los que no se manifestaron también les agradezco, que se agradece tener menos mails que leer en los carísimos cibercafés. Además, siempre habrá excusas lícitas, las cuales también practico con frecuencia cuando olvido felicitar a algún cumpleañero. Aunque siempre es válido, como me dijo mi abuelo español una vez que me llamó con bastantes días de atraso, que las felicitaciones de cumpleaños deben recibirse desde ocho hasta ochenta días después de la fecha misma. No sé si lo habrá inventado él o será algún dicho común, en todo caso, siempre es conveniente citarlo en estos casos.
Eso, estuve en Lisboa de viernes a domingo en compañía de algunos personajes por ustedes ya conocidos (alias A, B y C del Año Nuevo), más otros dos personajes a quienes no asignaré letras porque no calzan en el orden de asignación de las letras y porque este es otro cuento. Y tampoco es que tenga mucho que decir de ellos. En resumen, fue un fin de semana de mucho carrete al estilo portugués, además de visitas a algunos de los puntos que vale la pena volver a ver de la ciudad.


En Lisboa todo tiene un toque pintoresco, las fachadas de las casas, las calles empinadas, los nombres de las mismas calles, los tranvías... Hasta el aeropuerto mismo, hacía mucho tiempo que no me tocaba bajarme de un avión en una escalera, techada con plástico, para subirse a un busecito que te lleva a buscar las maletas dentro del recinto del aeropuerto. El centro tiene un toque de decadente, pero en un sentido elegante, las casas son muy viejas y hasta parece que se van a caer, todas con fachadas cerámicas colorinches que por separado se vería un poco ridículo, pero como conjunto queda muy estiloso. Muchas subidas y bajadas por calles irregulares y angostas, subidas más llevaderas si se hacen en el tranvía 28, que parece sacado de otro siglo, pero al parecer es un medio de transporte de lo más típico de Lisboa. . La gente es agradable, no muy agraciada, pero muy simpática. La ciudad la atraviesa el río Tajo, que la divide en dos y hace necesaria la construcción de dos puentes, el 25 de Abril, que está justo en la desembocadura con el Atlántico, al lado de una imitación del Cristo del Corcovado de Rio de Janeiro, y el Vasco da Gama, absolutamente impresionante por su largo y la construcción que parece no tener bases. Todo esto se aprecia mejor desde alguno de los miradores que hay por la ciudad, habiendo tanto cerro. La mejor vista, desde el Castillo de San Jorge, una construcción de los moros que pasó a ser de los reyes de Portugal. Está en una colina cerca del centro, y las vistas son de verdad una maravilla.


Destacado del viaje: los carretes portugueses. Por lo que habíamos leído en las guías de viaje, lo mejor para que te dejaran entrara a los lugares para lisboetas era parecer uno: nada de turistas. Así que el primer día, nos pusimos las mejores galas (con tacos incluidos en el caso de las chiquillas) para ir a Lux, uno de cuyos dueños es el mismo John Malkovich. La última vez que fui tenía un dato para entrar gratis, ahora el dato había muerto, así que nos fuimos a hacer la cola, preocupándonos de mantener la boca cerrada y poner cara de locales. La cosa resultó, y durante las primeras horas todo fue increíble. Entre las gracias del local está una pantalla esférica que proyectó toda la noche imágenes de los personajes más kitsch de Almodóvar (tipo Andrea Caracortada, Kika y la Paca) y otros por el estilo, además de enormes jaulas donde estuve bastante cerca de cumplir mi sueño de go-go dancer frustrado. Es más, muchos entraron en algún minuto para puro hacer el loco, pero la Jose y yo decidimos esperar para entrar sin vasos ni puchos y hacerla bien... Todo se frustró cuando echaron a los otros pánfilos que figuraban adentro de la jaula haciendo un show lamentable. Así que de jaulas nada. Todo esto era en el segundo piso, en el primero, mientras tanto, un DJ estuvo horas pinchando música electrónica entre luces y baile a juego, un rave a puertas cerradas. Ya entrada la noche, el sueño se apoderaba de mi al llevar tantas horas despierto, y el sueño pasó a ira absoluta cuando por espacio de una hora y media me llevaron a creer que las llaves de la casa se habían perdido y yo parecía ser el único preocupado por el hecho. Horas después todo resultó ser un malentendido...
Al día siguiente decidimos ir a algún lugar más cerca de la casa. Así, de alguna forma, terminamos en Kremlin, un antro con punchi-punchi a todo volumen, gente engominada con las hormonas muy elevadas, travestis, y roncolas tan cabezonas que yo mismo tuvo que dejar el segundo vaso a medio tomar en la barra. De los seis presentes, sólo fuimos tres, los más jugosos obviamente. Las chiquillas quedaron asustadas, los hombres descaradamente se acercaban no para hablarles, sino para derechamente tratar de hacerles un perreo chacalonero, hasta que choque el hueso, al ritmo del punchi-punchi. La solución que les di era que se cambiaran de sitio. Pero en cada esquina aparecía uno nuevo. Yo me dejé llevar por el techno para bailar solo, escandalosamente, en la mitad de la pista. Un agrado. Pasado un rato el alcohol ya pasaba la cuenta, así que volvimos a la casa, pasaditas las 6 de la mañana, no sin antes pasar a comerme un kebab con exceso de comino y ajo mientras una portuguesa gozadora nos contaba efusiva y a pito de nada que se iba a casar, mostrando seguidamente al anillo y al novio, en ese orden. Seguimos caminando, yo demasiado concentrado en mi kebab como para preocuparme del camino y nos anduvimos perdiendo un poco, pero tras una media vuelta y unas fotos madrugadoras en una iglesia, llegamos a casa a dormir unas horitas.


Y nada, el último día a recuperar el tiempo perdido de tanta juerga para un último paseo rápido por la ciudad, y contento de haber podido cumplir la promesa hecha la última vez que fui, volver algún día a Lisboa. Y la verdad es que ojalá pueda volver a volver.
Como ven, encantado con Lisboa. Además, después de esto me voy a hacer todo un experto en la Europa indie. No he estado en París, ni Roma ni Londres, pero voy a volver conociendo Lisboa, Berlín y Varsovia...
Un dato al margen, es que mientras escribía esto me llama de repente Juanjo, el delineante, para mostrarme una cosa que estaba bajando, un programa de payasos que será de no sé que año, con puros niños españoles gritando de público, y entre ellos, él mismo. Resulta que estaban vendiendo los DVD’s del programa y alguien vio en el comercial a Juanjo con 30 años menos, y lo acaba de bajar para corroborarlo, que risa...