4/28/2008

Números

El seis es mi número favorito desde que tengo seis años. Alguien me preguntó alguna vez cuál era mi número favorito, y probablemente por falta de originalidad, dije seis. Era mi edad en ese entonces. No tenía más razón que esa. Cuando cumplí siete me vi en una encrucijada, ¿cambiar o no cambiar el número favorito? No sé si tiene mucho sentido tener números favoritos, pero yo me quedé con el seis para siempre.

El siete viene justito después del seis. Un número muy recurrente: los días de la semana, las notas musicales, las vidas del gato, las maravillas del mundo, las artes, los chakras, los colores del arcoiris, los sabios de Grecia, los reyes de Roma, las virtudes del budismo, y los tomos de Harry Potter, entre otros. (Gracias Wikipedia).

Pero es el siete también un número muy bíblico: los días de la creación, los pecados capitales, los sacramentos, las virtudes teologales, los dones del Espíritu Santo, los sellos del Apocalipsis... No es de extrañarse entonces, que en un país de tradición reliogiosa como Chile, el siete sea también la nota máxima que se puede alcanzar en cualquier evaluación.

Seis, siete. En conjunto, mi número del día de hoy. ¡Mi nota en el examen de grado!

A sólo un punto del siete. Mejor todavía. Significa que aún no he llegado a la cima, jejeje, y ya que no quiero alcanzarla siendo tan joven, lo dejo para más rato. Por ahora, me quedo con mi casi perfecto 6,7. Yupi!

4/16/2008

Pan y Circo

Pretendía que mi regreso a las pistas fuera más alegre, pero por esas cosas que pasan me he visto envuelto en una situación que solo puede calificarse como desagradable. Y como la fuente de esa situación fue nada más y nada menos que Internet, ahora me aprovecho de Internet para descargar mi ira.

La historia se remonta al año 2005, cuando, como muchos ya saben, agarré mis maletas y me fui en vuelo casi directo (con escalas en Sao Paulo y Zürich) a Madrid, de intercambio académico por 7 meses. Tuvo poco de académico, porque en realidad, más que volver con un montón de conocimientos nuevos, volví con un montón de experiencias y amistades que me marcaron la vida. Así de tajante y siútico, pero no por ello menos cierto. Y bueno, entre muchas cosas que viví allá, cuando llegó el verano europeo, estábamos casi de vacaciones y a punto de volver cada uno a nuestros países originales, nos enteramos por la prensa de la celebración del día del orgullo gay en las calles de Madrid. Mi núcleo de amistades (constituido por dos polacas, un mexicano y un chileno, o sea yo) jamás en la vida había presenciado un acto así, así que nos unimos a nuestros amigos europeos occidentales (más acostumbrados a este tipo de espectáculos) para ir a ver como desfilaban las carrozas por la Plaza Cibeles. Jamás había visto cosa igual. Las polacas, Marta y Kasia, tenían un cinturón o algo así con los colores del arcoiris, el cual nos cedieron a Gustavo, el mexicano, y a mí, para que nos lo pusiéramos en la cabeza y estar más ad-hoc con el ambiente. Así que ahí estábamos, los de los países en vías de desarollo (Polonia, México y Chile), con los italianos, franceses y griegos, en medio de hordas de madrileños bailando y disfrutando un show que a todos nos sorprendió bastante. Lo pasamos muy bien. Sacamos muchos fotos. En fin, fue una experiencia más de las muchas vividas allá en la capital de la Madre Patria.


Pasemos a Chile. Santiago, Abril de 2008. Gustavo había publicado en su facebook algunas fotos de los periplos por Madrid. Uno de los álbumes de fotos está exclusivamente dedicado a esto del día del orgullo gay. En una de las fotos, pongo un comentario, opinando que esa debería ser una foto prohibida, en alusión a una supuesta foto mía en las playa de Maspalomas en las Islas Canarias. Y añadiendo que tenemos que buscar a Guillaume, nuestro amigo francés amante de la montaña, del cual no sabemos nada hace más de un año. Hasta aquí todo normal.


Pero, oh no! Gustavito olvidó que México no es como Chile. Ni Polonia tampoco. Ni España, para que decirlo... Porque al dejar este comentario en la foto, automáticamente mi lista de amigos de facebook tuvo acceso a verla. Tonto también yo, por no saber ubicarme en un país como este en el cual nací... Hoy me entero que entre mis compañeros del último colegio en que estuve, mi único colegio santiaguino, está circulando un mail que contiene esta foto, bajo el rótulo "Concha gay?". Con Concha se refieren a mi, que en este colegio la forma de fomentar la identidad propia pasa por tratarse por los apellidos, cosa que mi mentalidad provinciana (mucho más sana, de más esta decirlo) nunca logró digerir por completo. El mail ha estado circulando entre mis "compañeros" (paradójico es que algunos de ellos sepan tan poco sobre compañerismo) sin que yo supiera nada al respecto, hasta que me enteré hoy por terceras personas de su existencia. El mail no lo he visto, pero tras una que otra llamada ya puedo describirlo.


Me di como plazo hoy mismo para enojarme. Mañana olvidaré el tema. Pero aprovecho esta humilde tribuna para descargarme a costa de mi fiel público, en el cual seguro que no está el imbécil que me está provocando este mal rato. Mi paso por ese colegio fue bastante circunstancial y fugaz. Estuve los últimos dos años, recién llegado de La Serena, de haber estado en dos colegios chicos, laicos y mixtos, para llegar a este otro enorme, católico y de puros hombres. Mi paso por ahí fue más bien sin pena ni gloria. A algunos de mis compañeros no los veo desde la fiesta de graduación, en diciembre del 2001. Jamás tuve problemas con nadie. No he tenido ningún contacto con la mayoría en los últimos 7 años. Por ello, más me sorprende que alguno haya agarrado esta foto, para descontextualizarla y escribir un mail con la única mala intención de cahuinear (el verbo de chisme, para los extranjeros) sin fundamento alguno. A mis espaldas, y usando material de dominio público en Internet. Como si yo fuera tan idiota como para tener material que considere comprometedor publicado en cualquier parte. Es lo que hace el ocio, la tontera y la envidia.


La foto en cuestión, que ahora es mi foto de cabecera en facebook, es la siguiente. El lector con un mínimo de inteligencia se dará cuenta que la foto no es más que tres amigos haciendo el loco en el centro de Madrid.




Lo más triste de todo esto es que yo no tengo 15 años. Por ende, mis compañeros de colegio tampoco. Se trata de hombres de 24-25 años, a algunos de los cuales aún les cuesta superar la pubertad. Salidos de un colegio donde a ninguno le falta el pan. Lo que les faltaba a algunos estas semanas era el circo.

4/01/2008

Árbol abrazado muere por falta de agua, no de cariño

Tras un breve receso, vuelvo a las pistas.

No sé si habrá alguien esperando, pero eso no importa tanto.

Eso si, no vuelvo hoy.

Ya se me ocurrirá algo.