5/26/2008

Cosas para mirar

Un guiño a la Cata, a ver si resucita el auténtico Cosas para mirar.

Una de las lecciones que más me llamaron la atención de lo aprendido en Ecología Urbana fue el aprender a mirar la ciudad de otra forma. Ellos se referían a planificación urbana, expansión, densidad, pero yo me quedé con simplemente mirar y sacar conclusiones. El viernes pasado, cuando salió el sol después de días lluviosos, me pasé casi todo el día caminando y haciendo observaciones. Un resumen de lo que pude ver:

- El restorán El Cantábrico no sirve cocido, sino chorrillanas.
- Ante un peatón imprudente que cruza corriendo la Alameda, el conductor primero toca la bocina y después frena.
- Existe la Brahma Bock.
- El café Entre Obispos podría llamarse Entre Pérez y Donoso.
- El peatón santiaguino es experto en eludir pozas de agua.
- Pero no tanto en eludir barro.
- A los turistas de la tercera edad les gustan los parques.
- A los turistas más jóvenes les gustan los kebabs.
- A las 13:00, las micros están hasta sin chofer.
- El color negro debe estar de moda.
- Las bufandas no.
- Mi tataratatarabuelo es lo suficientemente famoso como para tener una calle, pero no le dio para estación de metro.
- Los famosos de Hollywwod no deben saber que se cortan el pelo al lado del Passapoga.
- Hay gente con la suficiente personalidad como para andar de shorts, jockey y crocs verdes paseando por la calle.
- Una hoja de cuaderno escrita "cerrado por colación" es suficiente para cerrar una tienda.
- Las fiestas universitarias empiezan a las 14:00 y terminan a las 21:00.
- La Casa Blanca vende vestidos morados.
- Me gustaba más Providencia con General del Canto cuando existía La Pez Era.
- Las mayúsculas no se acentúan, se les pone un apóstrofo.
- Los abuelitos todavía se dan vuelta a mirar a la gente con pelo rosado.
- La globalización ha logrado que Rusia y Arabia estén separadas por una sóla pared en Santiago.
- El dólar sube a 2 pesos por cuadra, aproximadamente.
- Los pingüinos usan el día libre para poncear.
- Los kioskos guardan las latas de bebida abajo de las botellas.
- El Lugar sin Límites tiene un dueño malhumorado.
- No existe una única Nefertiti.
- Las portadas de The Clinic alegran el día.
- Hoy debe ser un buen día para conocer el Giratorio.
- Padre Mariano necesita un semáforo para peatones.
- Luciano Cruz-coke con bigotes se parece a Groucho Marx.
- Los bancos dicen que los años de oro se viven con plata.
- La palabra fusión está de moda.
- Santiago no está diseñado para gente muy alta.
- Los estacionamientos subterráneos deben ser buen negocio.
- El Blockbuster no.
- Las tiendas de libros usados en inglés tampoco.
- Todavía existen productos que se pueden sacar a cien.
- Hay demasiada gente en el Portal Lyon.
- Es difícil ponerle nombre a una confitería.
- Es imposible recuperar las letras caídas de un cartel.
- A las 18:07, hay colas en todas partes.
- "Bienaventurados los que creen en los pasos de cebra, pues serán los primeros en ver a Dios".
- Los plátanos orientales deben ser muy baratos.
- Hay franceses paseando por Santiago como si fuera París.
- La Vera Pizza plagió a la familia del Jota.
- El rastrillo es una herramienta subvalorada.
- Los arrollados que venden en la calle no son huasos, sino primavera.
- La nueva casa de vidrio parece que es una oficina de información turística.
- Soy incapaz de encontrar la nueva sucursal del Tomodachi, aún sabiendo la dirección.

Para los que hayan llegado hasta aquí, les cuento que encontré la versión final de "Pajarracos de Sevilla", tras dos horas de navegar por la bodega! Y no sé si mi subconsciente me jugó una mala pasada, o si cuando era chico tenía más criterio del que yo creía, pero lo de las palomas negras no está en la edición final, del año 1993. Prometo una transcripción íntegra, la que se hará en conjunto con el blog de la Xixi, que publicará las ilustraciones. Están avisados!

5/07/2008

Leones mojados

Piensen en un día lluvioso de invierno. Con harto frío, caminando en la mañana debajo del paraguas, lo más rápido posible para no mojarse cuando, de la nada, aparece un auto a alta velocidad justo en el minuto en que tú caminas frente a un charco de agua... Como en el comercial noventero de Tapsin u otro medicamento del estilo, ese de los hermanos que, tras ser empapados por el conductor demoníaco, vuelven a su casa indignados y resfriados a pasar la gripe. Una clásica imagen de invierno.

Pero ¿podría una situación del estilo darse en otra estación del año? Dificilmente, creerán, a menos que sean yo y les pase lo que me pasó ayer.

Mediodía de un tibio y seco día de Mayo. Cielo completamente despejado, con el calor suficiente como para desprenderme de la bufanda y colgármela en el bolso mientras camino por Los Leones en dirección a la casa de mi amiga Teresita, quien me espera para ir de visita a terreno a los estacionamientos subterráneos de la Escuela Militar. Camino relajado, pero a paso rápido, absorto en quién sabe qué, cuando en dirección opuesta a mí una enorme micro troncal del Transantiago viene a toda velocidad. Una escena absolutamente normal, en cualquier caso, si no fuera porque a medida que se acercaba comenzaba a tomar forma una enorme ola café, en dirección a mi persona. Todo un charco de agua estancada me bañó de pies a cabeza, mientras infructuosamente traté de taparme lo más posible, y ante la mirada de dos señores que venían caminando en contra mío y que presenciaron el lamentable espectáculo.

Con una mezcla de ira y vergüenza traté de salir al paso dignamente. Terminado el chapuzón, seguí caminando al ritmo que llevaba, ignorando por completo a uno de los señores que algo me dijo cuando pasé junto a él. No sé si quería compartir el sentimiento o reírse de mí, pero no estaba yo como para ponerme a comentar el incidente. Desamarré mi bufanda del bolso para secarme un poco el pelo y la cara, mientras miraba como estaba manchado con gotas grises en toda la ropa, y pensaba que estas cosas sólo me pueden pasar a mí...

Sólo me queda preguntarme, ¿de dónde salió esa poza de agua? ¿No la vio el micrero antes de pasar a toda velocidad por encima? Tiendo a pensar que no, pero quien sabe, a lo mejor es parte del nuevo programa de entretenimiento a bordo del Transantiago...