6/12/2008

Pajarracos de Sevilla

Capítulo Primero: Tiburcio se despierta


Amanecía cuando el gorrión Tiburcio se despertó al calor de su nido. Se arregló las plumas, se limpió el pico en una rama y decidió desayunar. Tiburcio sabía que encima de su nido vivía Belisario, el halcón, por lo que voló silencioso y a ras de suelo y se posó en el balcón de la Fofí. Allí encontró las miguitas de pan que le habían puesto el tío Ignacio, el tío Jorge, el tío Guillermo y el tío de Diego. Al poco rato llegó Don Braulio. Don Braulio le contó que se había quedado solo el día anterior porque su señora y sus niños se habían marchado a Cantabria a comer el maíz tierno de Los Tojos.



Capítulo Segundo: Baldomera pide posada al balcón de la Fofí

Una noche de invierno, estaba el Fofó y la Fofí fumándose un porrete cuando se oyeron unos golpecitos suaves en el cristal de la ventana. Se asomaron y vieron una bellísima paloma que temblaba de emoción o de frío junto a un palomo escuálido y dijeron llamarse Baldomera y Filiberto. Tenían hambre y sueño y querían permiso para dormir en el balcón de la Fofí. Esa noche hicieron mucho cacafú y al día siguiente la Fofí les echó por sucios pero les dejó venir a desayunar todos los días. Al mes siguiente ocurrió la desgracia… Filiberto de confió demasiado en sus vuelos, se alejó del amparo de los árboles y Belisario cayó sobre él como un rayo, degollándole de un solo picotazo y dejando a Baldomera viuda. Como Baldomera era paloma de buen ver, no le faltaron buenos pretendientes, guapos y feos, jóvenes y viejos, ricos y pobres. Pero ella escogió a Federico Alejandro.

En un próximo capítulo contaremos la historia de Federico Alejandro.


Capítulo Tercero: Evaristo, el pato glorioso

En el estanque del parque, Evaristo es el pato más famoso de Sevilla. Con sus plumas rojas, verdes y azules, va con la cabeza muy levantada por la isleta y todos los patos le saludan. Evaristo debe su fama a un acto heroico que ningún pato pudo olvidar: Evaristo salvó a la anciana pata Romualda cuando el halcón Belisario ya casi la tenía en sus garras. En ese momento hizo un quite que despistó al halcón y con riesgo de su vida se quedó frente a frente con el monstruo, mientras la anciana Romualda ganaba la espesura.


Capítulo Cuarto: El famoso viaje de Tiburcio al norte de España

Como dijimos en el capítulo primero, Don Braulio explicó a Tiburcio el viaje de su señora e hijos al norte de España. Como habían pasado varias semanas sin noticias de los viajeros, Don Braulio dijo a Tiburcio que saliese en busca de los ausentes. Tiburcio se asustó porque Cantabria a 800 km de Sevilla y necesitaban varias semanas para llegar, pero Don Braulio insistió tanto que Tiburcio se arriesgó a ir.

Capítulo Quinto: Tiburcio conoce a Federico Alejandro

Cuando Tiburcio legó a Ciudad Real, Tiburcio conoció al futuro esposo de Baldomera, Federico Alejandro. Federico Alejandro le contó su historia a Tiburcio. Mónica su ex esposa estaba yendo a visitar a su madre Jeannette. Mónica y Jeannette fueron a casa de Mónica, porque Jeannette quería ver como estaba Federico Alejandro, pero cuando llegaban un águila las capturó y las comió. Así Federico Alejandro quedó sin familia, y Tiburcio casi llorando, le dijo adiós y se fue.

Capítulo Sexto: Tiburcio enferma por el bullicio de Madrid

Al llegar a Madrid, Tiburcio se enfermó gravemente por su bullicio, y Juan que era un amigo que Tiburcio conoció lo ayudó. Juan debía ir a Chile donde justo vivían los nietos del Fofó y la Fofí. Tiburcio ya estaba a punto de perder la respiración y no podía volar ahí. Juan no tenía tiempo de llevarlo hasta Segovia pero él se esforzó y lo llevó hasta Segovia, pero eso demostró un gran símbolo de amistad porque si Tiburcio se hubiera quedado en Madrid no hubiera podido resistir pero gracias al buen corazón de Juan, Tiburcio se salvó.

Capítulo Séptimo: Por fin aire puro

Ya llegando a Segovia, Tiburcio se recuperó de su enfermedad y pudo volar. Ahí se despidió de Juan, y Juan le contó que él se dirigía a La Serena, Chile, en la Plaza de Armas. También le contó que las palomas chilenas son muy tímidas y no se posan en las manos de la gente para comer. Y ahí se despidieron los dos, Tiburcio y Juan muy felices para que llegue Tiburcio bien y sano a su destino, Cantabria.

Capítulo Octavo: Cantabria a la vista

Ya en su último viaje, Tiburcio lo pasó muy bien vio Valladolid y Palencia y llegó a su destino final Cantabria. Ahí encontró a la familia de Don Braulio. Su señora muy impresionada le preguntó por qué había ido tan lejos y Tiburcio le contó paso a paso lo que hizo y lo que le pasó. Tiburcio se quedó en Cantabria una semana, y entonces después muy feliz y descansado, Tiburcio decidió volver a Sevilla.

Capítulo Noveno: ¡Sevilla ahí voy!

Tiburcio no tuvo problemas en volver, sólo se desvió para no pasar por Madrid, y cuando llegó se encontró una gran sorpresa, Federica Alejandro y Baldomera se casaban ese día en la noche y le tenían otra gran sorpresa, Belisario, el halcón, se hbía arrepentido y hora no atacaba a nadie, y fueron tan buenas las sorpresas que gritó de alegría y fue a la misa de bodas de Federico Alejandro y Baldomera.

Décimo y último Capítulo: La Fiesta

Al otro día don Braulio y todos sus amigos le hicieron a Tiburcio una fiesta en el parque y primero todos fueron al balcón de la Fofí que les dio un saco de migas de pan para que celebren y ahí fueron al estanque de los patos para visitar a Evaristo y Romualda y también fue Belisario y ahí terminaron la historia de “Los Pajarracos de Sevilla”.

FIN

Nota del Autor: ¡Un homenaje a la nostalgia! Ésta es una publicación conjunta de Vuelve a Melmac y este blog. Faltaría el blog de mi abuelo, el tercer (o más bien primer) autor, pero como la tecnología lo pilló un poco tarde, ese blog no existe. Que si existiera, seguro sería de los más interesantes y visitados de España! A ver si la publicación de esta magnánime obra, que me ha tenido obsesionado desde enero, me devuelve un poco la inspiración, que ando un poco errático en las lides bloguísticas. La coautora y yo tenemos una duda: ¿lo de "pajarracos" es una cosa que se dice normalmente o una excentricidad que tenemos muy bien asimilada? No nos queda muy claro.