1/30/2007

Cumpleaños mais largo do mundo

Este año me ha ocurrido algo que nunca antes había tenido la suerte de que ocurriera. Que será, se preguntarán. Bueno, resulta que el día de mi cumpleaños duró exactamente 25 horas. Y todo gracias a los caprichos del reloj mundial y la Unión Europea, que aunque la mayoría de los países tiene la misma hora, los habitantes del Reino Unido, Portugal y las Islas Canarias tienen una hora menos que el grueso del continente. Claro que ahora los gallegos, para complicar un poco más las cosas, están alegando su derecho a ingresar en esa zona horaria y salirse de la actual. Que podría significar esto, a lo mejor para ellos mucho, quien sabe, nunca he estado en Galicia, pero el gasto en saliva cada vez que dicen la hora acá sería considerable. La Radio Nacional de España, que está prendida a todas horas en la oficina, da la hora cada quince minutos: son las 11:15, 10:15 en Canarias. Pasaría a ser: son las 11:15, 10:15 en Canarias y Galicia. O Galicia y Canarias, que más da, pero les aseguro que habría show por ver a quien pronuncian primero. Yo creo que el orden alfabético es lo más justo, así queda Canarias primero, que por alguna razón que no sé bien cual es, me caen mejor. Pero bueno, el tema es que este año decidí, aunque para ser riguroso, me convencieron, de ir a celebrar mi cumpleaños a Lisboa, ciudad de tranvías, pastelerías y portugueses. El avión despegó de Madrid a las 10:50 de la mañana y aterrizó en Lisboa diez minutos antes, o sea, a las 10:40 de la mañana. Y esa es la explicación de tan largo día de cumpleaños. También es cierto que esa hora ganada la volví a perder el domingo, cuando volví, pero en fin, no era mi cumpleaños, así que sólo perdí una hora de un domingo normal. Pasado mañana se me va a olvidar, sin embargo, lo del cumpleaños extra largo lo recordaré en años venideros. Espero.
Y con esta introducción les agradezco a todos los que me enviaron sus saludos con mayor o menor exactitud de fechas (la exacta es el 26), y bueno, a los que no se manifestaron también les agradezco, que se agradece tener menos mails que leer en los carísimos cibercafés. Además, siempre habrá excusas lícitas, las cuales también practico con frecuencia cuando olvido felicitar a algún cumpleañero. Aunque siempre es válido, como me dijo mi abuelo español una vez que me llamó con bastantes días de atraso, que las felicitaciones de cumpleaños deben recibirse desde ocho hasta ochenta días después de la fecha misma. No sé si lo habrá inventado él o será algún dicho común, en todo caso, siempre es conveniente citarlo en estos casos.
Eso, estuve en Lisboa de viernes a domingo en compañía de algunos personajes por ustedes ya conocidos (alias A, B y C del Año Nuevo), más otros dos personajes a quienes no asignaré letras porque no calzan en el orden de asignación de las letras y porque este es otro cuento. Y tampoco es que tenga mucho que decir de ellos. En resumen, fue un fin de semana de mucho carrete al estilo portugués, además de visitas a algunos de los puntos que vale la pena volver a ver de la ciudad.


En Lisboa todo tiene un toque pintoresco, las fachadas de las casas, las calles empinadas, los nombres de las mismas calles, los tranvías... Hasta el aeropuerto mismo, hacía mucho tiempo que no me tocaba bajarme de un avión en una escalera, techada con plástico, para subirse a un busecito que te lleva a buscar las maletas dentro del recinto del aeropuerto. El centro tiene un toque de decadente, pero en un sentido elegante, las casas son muy viejas y hasta parece que se van a caer, todas con fachadas cerámicas colorinches que por separado se vería un poco ridículo, pero como conjunto queda muy estiloso. Muchas subidas y bajadas por calles irregulares y angostas, subidas más llevaderas si se hacen en el tranvía 28, que parece sacado de otro siglo, pero al parecer es un medio de transporte de lo más típico de Lisboa. . La gente es agradable, no muy agraciada, pero muy simpática. La ciudad la atraviesa el río Tajo, que la divide en dos y hace necesaria la construcción de dos puentes, el 25 de Abril, que está justo en la desembocadura con el Atlántico, al lado de una imitación del Cristo del Corcovado de Rio de Janeiro, y el Vasco da Gama, absolutamente impresionante por su largo y la construcción que parece no tener bases. Todo esto se aprecia mejor desde alguno de los miradores que hay por la ciudad, habiendo tanto cerro. La mejor vista, desde el Castillo de San Jorge, una construcción de los moros que pasó a ser de los reyes de Portugal. Está en una colina cerca del centro, y las vistas son de verdad una maravilla.


Destacado del viaje: los carretes portugueses. Por lo que habíamos leído en las guías de viaje, lo mejor para que te dejaran entrara a los lugares para lisboetas era parecer uno: nada de turistas. Así que el primer día, nos pusimos las mejores galas (con tacos incluidos en el caso de las chiquillas) para ir a Lux, uno de cuyos dueños es el mismo John Malkovich. La última vez que fui tenía un dato para entrar gratis, ahora el dato había muerto, así que nos fuimos a hacer la cola, preocupándonos de mantener la boca cerrada y poner cara de locales. La cosa resultó, y durante las primeras horas todo fue increíble. Entre las gracias del local está una pantalla esférica que proyectó toda la noche imágenes de los personajes más kitsch de Almodóvar (tipo Andrea Caracortada, Kika y la Paca) y otros por el estilo, además de enormes jaulas donde estuve bastante cerca de cumplir mi sueño de go-go dancer frustrado. Es más, muchos entraron en algún minuto para puro hacer el loco, pero la Jose y yo decidimos esperar para entrar sin vasos ni puchos y hacerla bien... Todo se frustró cuando echaron a los otros pánfilos que figuraban adentro de la jaula haciendo un show lamentable. Así que de jaulas nada. Todo esto era en el segundo piso, en el primero, mientras tanto, un DJ estuvo horas pinchando música electrónica entre luces y baile a juego, un rave a puertas cerradas. Ya entrada la noche, el sueño se apoderaba de mi al llevar tantas horas despierto, y el sueño pasó a ira absoluta cuando por espacio de una hora y media me llevaron a creer que las llaves de la casa se habían perdido y yo parecía ser el único preocupado por el hecho. Horas después todo resultó ser un malentendido...
Al día siguiente decidimos ir a algún lugar más cerca de la casa. Así, de alguna forma, terminamos en Kremlin, un antro con punchi-punchi a todo volumen, gente engominada con las hormonas muy elevadas, travestis, y roncolas tan cabezonas que yo mismo tuvo que dejar el segundo vaso a medio tomar en la barra. De los seis presentes, sólo fuimos tres, los más jugosos obviamente. Las chiquillas quedaron asustadas, los hombres descaradamente se acercaban no para hablarles, sino para derechamente tratar de hacerles un perreo chacalonero, hasta que choque el hueso, al ritmo del punchi-punchi. La solución que les di era que se cambiaran de sitio. Pero en cada esquina aparecía uno nuevo. Yo me dejé llevar por el techno para bailar solo, escandalosamente, en la mitad de la pista. Un agrado. Pasado un rato el alcohol ya pasaba la cuenta, así que volvimos a la casa, pasaditas las 6 de la mañana, no sin antes pasar a comerme un kebab con exceso de comino y ajo mientras una portuguesa gozadora nos contaba efusiva y a pito de nada que se iba a casar, mostrando seguidamente al anillo y al novio, en ese orden. Seguimos caminando, yo demasiado concentrado en mi kebab como para preocuparme del camino y nos anduvimos perdiendo un poco, pero tras una media vuelta y unas fotos madrugadoras en una iglesia, llegamos a casa a dormir unas horitas.


Y nada, el último día a recuperar el tiempo perdido de tanta juerga para un último paseo rápido por la ciudad, y contento de haber podido cumplir la promesa hecha la última vez que fui, volver algún día a Lisboa. Y la verdad es que ojalá pueda volver a volver.
Como ven, encantado con Lisboa. Además, después de esto me voy a hacer todo un experto en la Europa indie. No he estado en París, ni Roma ni Londres, pero voy a volver conociendo Lisboa, Berlín y Varsovia...
Un dato al margen, es que mientras escribía esto me llama de repente Juanjo, el delineante, para mostrarme una cosa que estaba bajando, un programa de payasos que será de no sé que año, con puros niños españoles gritando de público, y entre ellos, él mismo. Resulta que estaban vendiendo los DVD’s del programa y alguien vio en el comercial a Juanjo con 30 años menos, y lo acaba de bajar para corroborarlo, que risa...

1/22/2007

Insuperable

No me lo puedo creer... Este año ha partido de forma increíble y sigue mejorando con sorpresas inesperadas que me tienen de piedra de tanta emoción! En realidad es todo bastante personal, me hace feliz a mi y a pocos más pero necesito comunicarlo al mundo: Gustavito viene a las Europas!!! Con lo que, si todo sale de acuerdo a lo planeado, el 9 de Febrero de 2007 estaremos en Varsovia, Polonia , a unos 10 grados bajo cero, Marta, Kasia, Gustavo y yo, el team intercambio se reúne en Europa del Este 19 meses después de la despedida, en julio de 2005... No se qué decir, todavía no me lo creo. Y falta tan poco! Es como una reunión de salida de colegio, pero a la que asistiré con emoción real (porque a la verdadera ni iría, probablemente).
El fin de semana estuve en Barcelona, visitando a mi hermana Ximena y la hermana de mi amiga Teresita, alias la Sole, y estuvo todo de lujo. Ahí mismo me enteré por mail del notición, con lo que la celebración la noche del Sábado fue en grande. Pero eso ya se los contaré, ojalá con fotos y todo, un poco más adelante. Por ahora sigo con la cara de cumpleaños solo acá en la oficina, disfrutando de este momento!

1/11/2007

El Practicante

Estoy trabajando… Parece increíble, pero es cierto, ya soy oficialmente el practicante/becario de Disain, Diseños Asistidos de Ingeniería. Pero, como casi todo, no estuvo exento de sus complicaciones…
Supuestamente, la fecha de inicio de la práctica era el 8 de Enero, la vuelta después de las eternas vacaciones de Navidad, que empiezan el 24, pero que acá siguen celebrando hasta el 6 de Enero, cuando llegan los Reyes Magos a traer aún más regalos, obligando a nuevas comilonas familiares en que el protagonista es el roscón de reyes, una especie de pan de pascua español con forma de donut, pero bastante más grande, con el bizcocho sabor limón, y adornado con almendras, piñoñes, e incomible fruta confitada. Y la gracia es que en alguna parte del roscón hay escondido un “regalo”, tipo sorpresa de los cereales envuelto en plástico, y el que la encuentra tiene el supuesto deber de pagar el roscón del próximo año, cuyo valor es, lógicamente, mayor al de la sonsa figurita que acaba de obtener, y que probablemente terminara perdida en el más recóndito rincón debajo del sofá más cercano. Terminadas las Navidades, llegan las rebajas en todas las tiendas, que tiran todo a la parrilla a precio de huevo, con las consiguientes aglomeraciones en todas partes y las viejas peleándose por esa prenda a la que le echaron el ojo hace rato pero que no querían comprar hasta que bajara de precio.
Pero ya me desvié del tema… Llegando a Madrid mi tío Ignacio, que me hizo el contacto con mi jefe, me dice que nos vamos a juntar al día siguiente para conocer a este señor. Yo ningún problema, y en eso quedamos. La cosa es que esa misma tarde llegó directo desde Alemania nuestro amigo Warning, con la consiguiente celebración nocturna que culminó pasaditas las 5 de la mañana, con las chiquillas pelando a los españoles que con tanto ahínco se las habían joteado las últimas horas, y Warning y yo preguntándonos que tipo de partículas habría depositadas en nuestros abrigos, lo cual en otra ocasión les explicaré por qué. O sea, al día siguiente de lo último que quería saber era de conocer al jefe.
La cosa es que más tarde me enteré que él mismo había cancelado la visita de esa mañana, así que no hubo pérdida alguna.
Después se fue de vacaciones y yo quedé de presentarme a trabajar el día 8, o sea el lunes. Y bueno, el domingo en la noche, después de despedir en el terminal a la Xixi, que partió rumbo a Barcelona de madrugada en un bus repleto de inmigrantes que hubiera asustado a cualquier europeo, llamé a mi tío para que me diera la dirección. Me dijo que fuéramos juntos, para hacer más evidente el culposo pituto, o enchufe como se dice acá, así que el lunes, vestido lo mejor que pude adaptarme al estilo “sport pero elegante” que me habían aconsejado para trabajar acá, me presenté en su oficina a las 9 y media. Mi tío era, además de la señorita que me abrió la puerta, el único que había llegado a esas horas de la mañana. Rápidamente se puso a llamar a mi jefe, pero no había caso, no contestaba ni el celular, ni el teléfono de la oficina. Yo le dije que se despreocupara, que ya iba yo solo en un rato, para dar tiempo a que llegara alguien, y porque él tenía una reunión en un rato más. Así que salí a la calle con una temperatura polar y entré a la primera cafetería que encontré, donde una simpática peruana me comentaba de lo triste que era el invierno porque todos se vestían oscuro, mientras me servía un café cortado a un valor con el que en Santiago me compro un litro de leche, un kilo de azúcar y un tarro de Nescafé.
Salí del café, habiendo calculado que ya habría llegado el jefe, rumbo a la oficina, poniendo atención a los nombres de las calles y sobre todo a la numeración, porque acá pasar del número 80 al 90 es como una cuadra si no más… Llego y encuentro el 104 de la calle Alcalá, que lucía a los pies de su fachada un enorme hoyo en la vereda quien sabe por qué, con la consiguiente presencia de los alterados técnicos y su maquinaria tratando de solucionar la avería. Toco el 5º B, y pregunto por Francisco San Román, mi jefe, tratando de escuchar algo con el molestoso ruido ambiente, no entiendo mucho que me están contestando, me preguntan si traigo algún paquete (será por el acento sudaca) y ahí ya me presento como “el sobrino de”, lo que me da el ticket de entrada. Llego al quinto piso y me abre Juanjo, el delineante, o sea el que plotea, y muy simpático me hace pasar. Inmediatamente me siento un poco ridículo, la pinta es sport, pero de elegante poco, ropa de calle común y corriente, y yo con pantalón negro, camisa y chaqueta. La empresa consta del jefe y él, así que tampoco había muchos más que me pudieran abrir la puerta. Ahí me entero que el jefe no ha llegado, que sigue en Menorca y que no llega hasta mañana. Me muestra las dependencias de la oficina, me explica un poco a que se dedican y me pregunta que qué hago yo. No sabía qué contestar, porque después de 5 años de carrera, todavía no lo tengo muy claro. Lo que sí se es lo que no se hacer: o sea plotear, así que en vista de que no hay jefe, no hay pega, y vuelvo a la casa con una mezcla de alegría por tener otro día libre y frustración por no tener mucho que hacer.
Al día siguiente llego nuevamente, pero ahora ya paso sin tocar el timbre de abajo. En la puerta de la oficina me recibe Juanjo que me comunica que el jefe todavía no llega, pero que como a las 4 de la tarde estaba en la oficina. Cordialmente me vuelvo a retirar, un poco desconcertado, pero dispuesto a hacer hora hasta las 4. Vuelvo a presentarme, esperando que la tercera sea la vencida, pero me toca otro fiasco: el jefe no llega hasta mañana. Vuelvo a la casa ya bastante frustrado, pensando en tener que hacer la práctica de nuevo en Santiago el próximo verano, y pensando a qué me voy a dedicar con tanto tiempo libre. Pero bueno, tampoco puedo renunciar antes de conocer al jefe!
Así que nada, el miércoles de nuevo voy, todavía vestido sport pero elegante para causarle una buena primera impresión al jefe, y por fin lo encuentro. Es un señor mayor, con cara de genio despistado y pinta de hippie, con pelo y barba largos y blancos. O sea, perfectamente se podría disfrazar de auténtico Viejo Pascuero en diciembre y ganarse unos pesos extra. Paso directo a su oficina, donde él me cuenta a qué se dedican y yo le cuento qué vengo a hacer, o más bien lo que creo que vengo a hacer. La empresa se dedica a hacer instalaciones varias en fábricas farmacéuticas, hospitales y demases, o sea crean un proyecto, lo presentan, y contratan a una constructora para que lo lleve a cabo. Todos los cálculos los hace mi jefe a mano. De verdad increíble, un verdadero ingeniero old-school. Me cuenta que ahora están con un proyecto en Zaragoza, que viaja allá todos los jueves y que en un par de semanas me lleva a ver la obra. Y ese día me deja una caja con 5 carpetas de ancho considerable para que me entere un poco qué es lo que hacen. Me dediqué todo el día a leer y tomar nota. Veo que no sólo hacen las instalaciones, sino que la obra civil y la arquitectura también, o sea diseñan la estructura, todos los cerramientos y demases, las instalaciones de climatización, ventilación, y protecciones varias y lo dejan todo acondicionado y listo para empezar a operar, muy completo. Y los cálculos, a mano, impresionante.
Hoy día no venía el jefe, pero yo tenía mi proyecto así que llegué a seguir leyendo, pero Juanjo me dice, para que haga algo más entretenido y útil a la vez, que instale y ver si aprendo a usar un programa que calcula no se que coeficientes térmicos (me vieran Lira y Escobar) según la normativa española. Al parecer ahora exigen que todos tus cálculos vengan justificados con el famoso programa, así que mi jefe, que ya tiene todo hecho a mano, va a tener que aprender informática… En todo caso, estuve aprendiendo del programa y creo que voy a ser capaz de usarlo, así que puede ser que me dedique el mes que me queda a dejar los cálculos hechos con el programa, a ver si de verdad soy útil y todo este entrenamiento ingenieril ha servido para algo. Por ahora, debo decir que estoy muy contento con la práctica, y que parece que se viene interesante. Ya les contaré.
Un cordial saludo (emulando a la Doctora Polo), y me despido, adiós!

1/05/2007

Veinte Cero Siete

Feliz año nuevo a todos! Les deseo un 2007 "de puta madre", para estar acorde con mi ambiente de las últimas semanas, la siempre ruidosa, loca y exuberante, pero encantadora ciudad de Madrid! El Año Nuevo aquí fue una locura, que nos absorbió a los 5 chilenos protagonistas de la velada de Nochevieja! Para resguardar sus identidades me referiré a ellos como A, B, C, D y E. El orden de asignación de letras es un criterio solo por mi conocido...
Las preparaciones del evento consistieron en dos pasos fundamentales: el primero, comprar el cotillón. En esto se vieron envueltos solo A, B y C, el resto (o sea D y E, para que nos vayamos entendiendo) se abstuvieron, conscientes de que el suelo de la Puerta del Sol iba a estar repleto de pelucas sucias y sudadas el 31 en la noche. Lo segundo, preparar la indispensable cena antes del carrete. Nuestros benefactores mis tíos Jorge y Pindi se pusieron, el primero con la casa, y la segunda con dos botellas de vino, un tarro de espárragos, patés varios y una enorme caja de polvorones y otros dulces navideños. El resto lo completamos nosotros: pan, galletas saladas, tortilla de patatas, queso brie, dos botellas de ron y por supuesto, las uvas de la suerte. Todo esto había que acabárselo, por supuesto, antes de las 11 y media, para alcanzar a llegar a la Puerta del Sol a comerse las uvas junto con las campanadas que indican la llegada del año nuevo!



Y bueno, transcurrió la cena tranquilamente, después de comer y bajarnos el vino, A, B y C comenzaron a ataviarse en sus trajes de fiesta, mientras D y E preparaban los cubatas que debían acabarse rápidamente. Una hora y media más tarde, quedando sólo media botella de ron, la cual fue debidamente aprovechada en sendas botellas de agua mineral, nos subimos al metro, con dirección a Sol.
En el metro el ambiente era de jolgorio absoluto. D empezó a desgranar las uvas del rácimo para colocarlas rapidamente en una bolsa de plastico del Carrefour. Unos portugueses, ruidosos y un poco impúdicos, tuvieron el descaro, una del grupo, de desamarrarle la polera a B, sin razón aparente. Ahí nos dimos cuenta que había que cambiar el enfoque. No podía ser que los más ruidosos fueran ellos, así que, motivados por quien sabe qué cosa, hemos empezado a entonar canciones. Y desde ahí no paramos hasta el final de la noche... Y una de las revelaciones de la noche fue bajándonos del metro, cuando E entonó unos versos conocidos por ser de la canción que inauguró las emisiones de MTV Latino hace algunos años ya. Todos concordaron en que era un temón, y fue, sin duda, el himno de la noche. Lo curiosos es que la parte que hace referencia a los "sudamerican rockers" nos imbuyó de un espíritu bolivariano acrecentado por el hecho de ser sudacas en la Madre Patria, lo que fue, claramente, otro de los temas de la noche.
Llegando a sol, entre saltos y cánticos, a codazos tratamos de pasar lo más adelante, pero no fue posible avanzar mucho, estaba repleto... Ahí nos dispusimos a esperar las campanadas para comerse las doce uvas los últimos segundos del 2006. Pero entre tanto grito y alboroto, de repente salen los fuegos artificiales (harto pobres en todo caso), indicando no solo la llegada del 2007, sino que nunca escuchamos las campanadas, por lo que nos metimos las uvas de un puñado para adentro, y chorreando jugo de uva, los tradicionales abrazos, aunque tradicionales para nosotros, que acá no es costumbre. Entre tanto, B o C (ninguno de los dos se atribuye la culpa, sino que se la echan mutuamente) conocieron a un chileno cuarentón fome llamado Claudio, y por alguna razón decidieron que lo óptimo era irnos a su casa, que según él era bastante cerca. Entre el apuro por usar un baño, y la falta de alcohol que Claudio permitió suplir, nos fuimos a su casa.
Pero el problema del alcohol se vio por completo superado en cuanto E primero, y C después, encontraron tiradas en la calle, separadas por una cuadra, dos botellas de vodka abiertas, pero llenas hasta arriba. El desconcierto inicial se transformó en júbilo cuando E comprobó que el líquido en la botella era de hecho vodka, por lo que seguimos en dirección a la casa de Claudio, ahora ataviados con dos botellas llenas! Llegando a la casa de Clauio, que no era ni cerca ni nada, nos instalamos un rato para que A superara su innegable borrachera con la ayuda de B y C, mientras que D y E se enfrascaban en una conversación absurda con Claudio tomando vodka naranja con los jugos que E había comprado en una bomba de bencina para hacerle honor al vodka. Superado el impasse de A, todos bajaron a la calle con intenciones de arranzar lo más rápido posible de ahí, menos D, que sin entender nada se quedó en la casa de Claudio diez minutos más pensando que todos andaban por ahí. Cuando D bajó, seguido de cerca por Claudio, al grito de corran empezamos a correr sin rumbo alguno para escapar de aquel latero. Él debe haber pensado que le desvalijamos la casa. No fue así, aunque E se llevó de recuerdo el vaso plástico en el que tomaba el vodka.
Caminando llegamos a la Plaza 2 de Mayo, en el corazón del barrio de Malasaña, bohemio y "cutre", pero divertido. En el camino, nos sumamos a cuanta foto se sacaba la gente en la calle, y si eran latinos mejor, después de sacarnos fotos con la bandera de Venezuela, entonamos un ceacheí coreado por otros latinos de por ahí. En la plaza entramos a un bar donde ya habíamos estado todos antes, y E evidenció su estado etílico al invitarnos roncolas a todos, aunque a casi todos, porque la plata se le acabó. Pero bueno, alcanzó para B, D y E. Salimos a la plaza con los vasos de vidrio, conocimos a un mexicano y un paraguayo, que le ofreció un vaso de whiscola a E, el que nunca más fue devuelto... Todavía con los vasos del bar, nos fuimos de ahí, para hacer un salud en medio de la calle, que terminó con el vaso de B roto y botado por ahí. Así mismo, el de E fue disparado poco más tarde, mientras que el de D quedó en una esquina de la calle Fuencarral. Caminando llegamos a la calle Hortaleza, donde nos percatamos de una fiesta privada a la que dos españoles trataban de colarse. Y para no ser menos, a eso nos unimos en el intento! Subimos al segundo piso, los españoles tocan la puerta que se abre unos centímetros, otro español nos pregunta que quienes somos, españoles responden que nos invitaron por el balcón, y acto seguido nos cierran la puerta en la nariz, entre gritos de "la contraseña es Tutankamón" y demases.

Ya abajo, les gritamos que ellos se lo perdían y entramos a otro bar, después de que el guardia obligara a C a sacarse la peluca, ya que en esa fiesta no estaba permitido el cotillón. La cosa no prometía pero entramos igual. Al segundo nos dimos cuenta que la cosa era una lata así que salimos, pero entre medio E se había comprado una botella de cerveza, y no lo dejaban salir con ella, a lo que enfurecido respondía despotricando contra el español opresor del pueblo latinoamericano. D calmaba los ánimos hasta terminada la cerveza, en donde ya queríamos ir a bailar. Sin conocer muchos lugares, A, B y C propusieron ir a Medaigual, una discotheque del barrio gay a la que habíamos ido hace poco. Sin embargo D, que supuestamente se ubicaba, estaba más perdido que nadie, y preguntando lograron llegar a la plaza de Chueca, pero jamás encontraron el local buscado. La cosa estaba bastante hetero para ser el barrio gay, de hecho ni se notaba.

Ahí tratamos de entrar a un local. D preguntó en la puerta cuanto costaba la entrada, 3 euros. Y la copa adentro, 6 euros. Y por alguna razón, porque le parecía muy barato, pregunta "Me estás vacilando?" a lo que el guardia responde "pues ya no puedes entrar!"... Entre risas nos dirigimos al local de al lado, donde entramos raudamente y pasamos el resto de la noche bailando Paulina Rubio y esas cosas que se escuchan acá. Un poco más tarde, B, C y D se encontaron afuera para tomar aire, y después no los querían dejar entrar de nuevo, así que se largaron a tomarse un café, mientras A y E siguieron bailando un rato más. Ya amaneciendo, nos encontramos todos en la Glorieta de Quevedo número 5, alias nuestro hogar, donde tuvimos que hacer unas maromas para eludir a dos chilenos patudos que querían colarse a alojar a nuestra casa. Terminamos los 5 sentados en un paradero al otro lado de la manzana esperando que se fueran de la banca de abajo de la casa...

Y eso fue, a grandes rasgos. Hay más, por supuesto, pero para tener más que contarles llegando a Santiago... Un abrazo de Año Nuevo a todos, Feliz 2007 y ya nos vemos!