5/08/2007

De abuelas y helados

"Érase una vez, una abuelita que sacó a pasear a su nieto predilecto. Le compró un helado en el Emporio de la Rosa. Mientras caminaban por el Parque Forestal, al nieto se le cae el helado al suelo. El niño, muy apenado, se agacha para recoger el helado, a lo que su abuela le dice: ¡Niño! ¡Las cosas del suelo no se recogen!"

El resto me imagino que ya se lo saben... Pero bueno, al que no lo sepa, el chiste termina cuando la abuela tropieza con una hormiga cabezona en la calle, y al pedirle ayuda al nieto para levantarla, este responde diciendo que no, porque las cosas del suelo no se recogen.

En eso pensaba yo hace poco tiempo, cuando recién llegado a mi casa, como a las nueve de la noche, después de una prueba de Marketing, me encuentro una nota en mi cama para que haga tallarines para comer a las 9:20. Y como yo no le hago ascos a la cocina, raudo partí a preparar tallarines a la boloñesa. La salsa ya estaba hecha, con lo que fácilmente podría haber calentado la salsa en el microondas, hacer los tallarines y listo.

Pero no, mi espíritu gourmet no lo permitió, aún cuando se tratara de un simple plato de tallarines con carne molida. Mientras hervía el agua, comencé a calentar la salsa a fuego lento, hidratándola poco a poco para que no perdiera humectación. Cociné los tallarines hasta que estuvieron casi al dente, los saqué y dejé que terminaran de cocinarse en la salsa, con algo del líquido de los mismos tallarines, para que la pasta agarrara el sabor del tomate y la carne. Tallarines al dente y caldúos, mis favoritos.

A las 9:20 en punto los tallarines estaban listos, recién sacados de la olla. Sirvo dos platos, uno para mí y otro para mi hermano Diego. Las otras están a dieta, así que no comen tallarines, sino unos potingues con quinoa y otros cereales, con pinta de alpiste. Le paso el plato a Diego, quien se encontraba comiendo chicle. Y estando yo sentado, listo para empezar a comer, escucho la risa nerviosa de Diego, seguida de un "no fue a propósito" o algo por estilo. Y es que ahí mismo, figuraba Diego con el plato en la mano, pero todos los tallarines en el suelo. Y no digamos que en la parte de la cocina que nadie pisa, sino que justo entre el basurero y la cocinilla donde acababa de hacer los tallarines. Nota al público: cuando salí de la prueba en plena noche, tratando de encontrar un atajo para llegar al metro, pise una poza de barro. O sea, los tallarines figuraban encima del suelo que mis zapatillas con barro habían pisado los últimos veinte minutos. Y es que cuando el niño se agachó a botar el chicle, le dio una pendiente al plato lo suficientemente adecuada para que los tallarines caldúos resbalaran directamente hacia el suelo.

El sentimiento de ira rápidamente se transformó en preocupación. ¿Qué se hace ahora? ¿Se come los tallarines o no? Pensé que lo lógico era que no, pero él insistió en recogerlos y ponerlos en su plato. Antes de que se los comiera, le dije que limpiara el suelo, y que esperáramos a que llegara nuestra madre, y que ella decidiera que se hacía. Como mucho, se hacían más tallarines y listo. Pero mientras tanto, yo no estaba ni ahí con que se me enfriara el plato, así que comí mientras azuzaba al niño para que dejara el plato tranquilo hasta que llegara el veredicto final. Con horror vi como se metía tallarines a la boca y los absorbía como en "La Dama y el Vagabundo". Ya veía como los pedazos de barro le quedaban en la boca.

Cuando finalmente llegó la decisión maternal, esta vino acompañada de reto y todo. ¡Pero para mí! Que como tan exagerado, que si nunca había comido cosas del suelo... En eso tenía razón, pero siendo un plato de comida entero, y pudiendo evitarlo... El plato se calentó en el microondas y fue engullido por el hambreado Diego en pocos segundos. Yo no podía dejar de pensar en esa sabia abuela, y en como una de las lecciones básicas aprendidas en la infancia se iban por el remolino del water tan rápidamente.

5 comentarios:

Warning dijo...

Faltó mencionar la regla de los 3 segundos... si algo esta mas de 3 segundos lo besó el diablo y un creyente en satanas como yo me preocuparía...W!

Anónimo dijo...

Otro chiste de niños:
Se encuentran un jorobado y un calvo por la calle y éste le dice a aquél: "Oye, ¿qué llevas en la mochila?"... el jorobado le responde: "tu peine, mamón" .
Cuentaselo a Diego mientras convalece del tifus que seguramente ha pillado. Yo jamás los habría comido!
pindi

B. dijo...

Tu hermano es un maestro. Yo habría hecho lo mismo que él! Mi respeto por diego acaba de elevarse exponencialmente, lo felicitaré cuando lo vea ;) jajajaja. Régimen de guerra al 100%, nada se desperdicia! Y menos comida cocinada con tanto esmero. Muchos saludos juano, y nos hablamos por ahí para pegarnos otra salidita gastronómica cuando el bolsillo nos lo permita!

bea dijo...

me acordé de la vez q, al igual q un plato de tallarines, me yo caí en la u y el idiota con el q casi choco quedó tan en shock q no me levantó... demás q pasé más de 3 segundos en el suelo, asiq según lo q dice w! el diablo me dió un beso! (nota: no me di ni cuenta asiq bien malo el beso)

Anónimo dijo...

JAJAJA.... y como olvidar cuando yo me cai arriba de las planchas de zinc....
Gracias juanin y JJ por recogerme!!!