9/26/2008

Y quedaron dos

Así es... Ayer dejamos a Marta, entre muchas lágrimas, en el Aeropuerto Benito Juárez, con destino a Amsterdam, con destino a Berlín, y finalmente con destino en taxi a Poznan. Ya se nota su ausencia. Además, hoy celebramos el natalicio número 23 de la Xixi, así que desde la distancia se le saluda y desea un buen día!

Pero bueno, mi desaparición en estos últimos días ha sido debido a la intensa agenda de la Cumbre, que desde que pisamos el DF, de vuelta del road trip por el sur, las actividades han sido día y noche. Ahora ya me tomo un respiro para contarles, por ejemplo, sobre las actividades de festejo de las Fiestas Patrias de Chile en México. Fuimos invitados a una recepción en la Embajada el 18, cuando todavía nos recuperábamos de las celebraciones de la Independencia mexicana. La verdad, me levanté sintuiendo que ese día no estaba como para trotes, que la Cumbre, con todo lo que implica, empieza a pasar factura.

Todos seprepararon bastante para el evento. La verdad, se podría decir que estaban bastante más emocionados que yo. Gustavo y Adri se pusieron sus mejores galas para la ceremonia. Como era en la tarde, con terno clarito y demases. Marta se trajo un vestido apropiado desde Polonia, y temprano en la mañana partió a una peluquería del barrio. Pobre, lo que tuvo que sufrir... Al parecer el peluquero, que misteriosamente se sabía su nombre, era incapaz de entender lo que Marta quería que le hiciera. Además, patudo él, intentó cobrarle más por el "lavado de pelo", que en realidad fue que le echaron un chorro de agua con un jarro. Como sea, Marta llegó de la peluquería, y ya lista y vestida me despertó para que me engalanara yo también, que la invitación era a las 13:30. Mi último corte de pelo fue hace dos meses, con lo que ya está bastante crecidito, y como aún no me adhiero al club-gomina, había poco que hacer al respecto. Estaba listo para afeitarme un poco cuando descubro que la máquina se descargó, lo que sumado a que dejé el cargador en Santiago, me dejó con una pinta bastante poco diplomática. Pero bueno, por lo menos los otros 3 estaban bastante presentables.

Calculamos salir a la una para llegar como a un cuarto para las dos. Llegaríamos quince minutos tarde, pero correctos. Gustavo insistió además en que siendo chilenos, todos iban a llegar tarde. Es posible. El tema fue que el tráfico nos jugó una mala pasada... Es que cuando se habla de tráfico en el DF hay que entender que probablemente hay pocos sitios en el mundo donde el tráfico sea como esto. Por alguna razón, estaba cortado Viaducto Tlalpan, así que hubo que dar más vueltas de las programadas. Avanzamos a vuelta de rueda la mayor parte del camino. Yo dormí y todo en el auto, pero despertando me doy cuenta que no habíamos avanzado nada. En fin, llegamos a las dos y media, una hora tarde, a buscar estacionamiento. Gustavo intenta acelerar el proceso diciéndole a un guardia que trae al sobrino del embajador. Me dio tanta vergüenza que el guardia seguro se lo creyó, así que logramos estacionar relativamente cerca y entrar al evento. Ya no había badie recibiendo, claro está. Un señor me pide la invitación. "Ehhhh, no la tengo", respondo. Es que nunca me llegó una invitación impresa, pero el no tenía por qué saberlo. "¿No la trajo o no la tiene? ". "Ah! No la traje" miento, "pero estamos en la lista..." suplicando que efectivamente sea así. Felizmente así es, y hacemos ingreso al evento.

La casa es impresionante. El evento es en el patio, debidamente encarpado, y está repleto de gente. Escucho acento chileno en el aire y me da una curiosa mezcla entra nostalgia y desconcierto. Busco a mi tía, la que amablemente nos invitó, para saludarla ypresentarle a la comitiva de la Cumbre. Imposible encontrarla entre tanta gente. Los otros tres deciden que tienen hambre y se van a hacer la cola para el buffet. Marta, sin darse cuenta, se cuela en la fila. Me pongo muy nervioso. Los mexicanos, correctamente, se ponen al final. Los dejo en la cola y me doy una vuelta a ver si encuentro a la tía. Pero en vez de encontrarla, me encuentro con la barra, donde sirven variedad de vino chileno en copas enormes. Me llevo un copón y voy a buscar a los chiquillos, que ya están parados por ahí comiendo panqueques de salmón. No sé por qué motivo, sigo muy nervioso y sin ganas de comer. Pero ya entrado el vino, empiezo a relajarme. Pasan señores ofreciendo empanadas, a los cuales Marta y yo perseguimos para comernos una y otra.

Y en eso estaba, con vino, empanada y cigarro en mano cuando escucho que me llaman. Mi tía me encontró! Al parecer hubo discurso, himno de Chile y demases, pero nos perdimos todo. Me cuenta sobre los famosillos chilenos que andan por ahí. Resulta que la crema y nata de "Rojo, Fama Contra Fama" o reside o ada de pasada por aquí. El Rafa está haciendo un programa acá tipo Operación Triunfo, pero según me explica Gustavito, en un canal de bajo presupuesto "muy chafa". Ahora que vi el programa, entiendo a que se refería. Pasean por ahí también Monserrat Bustamante y Daniela Castillo. Me imagino que son muy amigas, porque parece que se han metamorfosizado, a lo lejos parecen iguales. Los chiquillos insisten en que les presente a las famosas, pero paso absolutamente. Ya me veo diciendo "Hola Daniela, tú no te acuerdas de mí, pero nos conocimos en la casa de la Jesu" o algo por el estilo y me siento idiota, así que no les cumplo el deseo...

Una banda toca canciones latinoamericanas y Marta se mueve al ritmo del compás. Lamentablemente es la única, que parece que la gente diplomática no baila en estos eventos. No se quien será toda la gente presente. Hay mucho chileno civil, seguro empresarios, también militares extranjeros, monjitas y uno que otro con pinta estrafalaria que seguro es artista. Un joven presente observa a Marta, lo que motiva unaexplicación del concepto"cambio de luces" a los chiquillos. Marta, que es polaca y aprende rápido, lo aplica con otro joven de su gusto, pero éste se retira pronto de la fiesta. Fue muy rápida, al parecer... La celebración transcurre entre más vino y empanaditas, y la gente se empieza a retirar. Son como las 16:30, pero como llueve torrencialmente, decidimos esperar un poquito más para salir. A las cinco, nos retiramos de la Embajada para seguir celebrando en otra parte.

Nos vamos a Santa Fe, donde Gustavo nos lleva al Big Yellow, un bar que a esa hora se encuentra lleno de estudiantes de una Universidad cercana. Con nuestras pintas, somos el grupo más raro (y viejo) del local. Pero que más da. Ya entrada la noche, nos vamos a buscar otro sitio y terminamos en el Skybar, cuya principal gracia es estar ubicado en el piso 46 de uno de los edificios más altos de México. La vista es impresionante. Después de un compacto de éxitos ochenteros, el local se transforma en un rave a pequeña escala, con humo artificial inundando la pista de baile y música electrónica a todo dar. Sólo Marta y yo ocupamos la pista, pero a esas alturas ya que más daba. La noche culminó entre risas en el ascensor del edificio, donde nos tomamos unas fotos que nadie recuerda haberse tomado. Cuando pueda, las publicaré, espero. Ojalá sus celebraciones hayan estado a la altura. Viva Chile!

9/12/2008

Mataron a la Mula

Con incontables kilómetros de carreteras en el cuerpo, hoy me reporto desde Veracruz, el primer municipio de América, famosa por ser una de las ciudadesw portuarias más importantes del Golfo de México, y además por ser la tierra natal de Salma Hayek. Muy interesante. Ulf (el auto de Gustavo) indicó una temperatura de 38 ºC a nuestro arribo aquí, y aunque ya han pasado unas horas y se apronta a oscurecer, no pinta como para que la temperatura baje.
Pero no es de Veracruz de lo que quería comentar hoy, sino de una de las sorpresas más escalofriantes que nos ofreció el estado de Chiapas. San Juan Chamula es el nombre de una localidad chiapaneca a pocos kilómetros de San Cristóbal de las Casas, donde estábamos alojando. Quisimos hacer un paseo mañanero a esta localidad, donde Gustavo prometió unas deliciosas quesadillas a nuestra llegada como desayuno. Además de las quesadillas, no sabíamos que más esperar.
Después de una que otra vuelta por la carretera, logramos dar con el pueblo, donde una serie de niños se nos abalanzó bajándonos del auto ofreciendo servicio de guía turístico (los noños) o cinturones y pulseras (las niñas). Un poco abrumados por tanto acoso, los despachamos (prometiendo volver "ahorita") en busca de las ansiadas quesadillas, para romper el ayuno. Sin embargo, en ningún punto del curioso pueblo las encontramos. Nos ofrecieron una serie de menús de "cocina económica", los cuales Gustavo nos prohibió inmediatamente, y compramos un pan dulce, entre el acoso de más púberes insistentes, prometiendo ver la iglesia y volver a San Cristóbal a comer.
La gracia del pueblo era su Catedral. Una típica iglesia de pueblo, por fuera. Uno de los niños acosadores nos guió en el proceso de la compra de entradas para la iglesia, cosa que en sí me parece absurda, pagar por entrar a una iglesia, pero como no había más que ver, lo hicimos igual, y de pasada contratamos al niño como guía turística. En la entrada de la iglesia, Marta se mostró un poco interesada por los cinturones, y quedó con dos niñas de comprarles a la salida.
Ya adentro, nos informan que no se puede ni sacar fotos ni grabar adentro. Pero de entrada, lo que llama la atención es que el suelo estaba cubierto de hojas de pino, no había banco alguno y los santos estaban puestos alrededor de la muralla como en una gaería del terror. El niño tomó aire y empezó a recitarnos, sin parar más de medio segundo para tomar aire, toda la historia de la iglesia, del pueblo y demases. O era el alumno aventajado de la clase de historia o era lo único que sabía decir, porque en tres minutos se mandó un discurso del que pudimos captar poco y nada, por lo rápido y la falta de un punto seguido o algo así.
De lo poco que nos enteramos, es que el pueblo se llamaba San juan, y que el apellido Chamula venía de su propia lengua, cham signifiba muerte y mula no necesita explicación. En resumen, San Juan de la Mula Muerta. Nos cuenta que en su tradición ellos no van a los médicos tradicionales, sino aquí a la iglesia donde un curandero diagnostica, haciendo uso de una gallina, si la enfermedad se curará o no. Nos cuenta de las ofrendas que hacen, que una vez a la semana viene alguien a hacer misa, que rezan el Padre Nuestro en su idioma, y que lo de las fotos era para no robarle el alma a los santos de yeso de la parroquia.
Pasado el monólogo, procedemos al tur por la iglesia. Ni cinco pasos damos, cuando vemos a un señor agitando a una gallina alrededor de otro. Después de uno que otro movimiento, agarra a la gallina por el pescuezo y la desnuca, ante nuestros impactados ojos. La gallina no sangró, por lo que la enfermedad se iba a curar. No podíamos contener nuestro espanto. La peor era nuestra católica, apostólica y polaca Marta, que no podía creer que se realizaran actos así adentro de una iglesia católica. Y algo de razón tiene, que degollar a un animal y después rezar un Padre Nuestro es una cosa un poco bizarra.
Proseguimos con el "tur" observando como la gente limpiaba pedazos del suelo, para dejarlos sin ramas, pegaban sus velitas en el suelo y traían sus ofrendas. Huevos y Fanta de naranja destacaban dentro de las ofrendas predilectas. Los santos en las orillas estaban como maquillados y vestidos por los fieles chamulas, las caras azules y rosadas, y con espejos colgando, que según nos explican, es para que los santos puedan ver a sus seguidores. El recorrido es bastante espeluznante. A nuestra salida, la gallina sacrificada yace inerte en el suelo, mientras el curandero, vestido de blue jeans, arregla un poco el desorden.
Salimos apresurados, para comentar lo macabro de todo aquello. Gustavo, que ya conocía el pueblo, no había entrado antes a la iglesia, pero la vez que había venido tenían a uno de los santos colgando del cogote en la plaza, al parecer porque no había llovido. Si supiera el Vaticano... Quien sabe el tipo de ceremonia que lleven a cabo cada semana cuando viene el cura, quizás tienen todo ordenadito para que no parezca que el resto de la semana eso no tiene nada que ver con lo que concebimos como una catedral católica...
Como sea, ya afuera, esperan las niñas para venderle cinturones a Marta. Completada la transacción, que las niñas insistían en que pagáramos nosotros y no Marta, aparece otra con cinturones, gritando que ella nos había visto primero. Le recrimina a Marta que dijo que no iba a comprar nada cuando nos bajamos del auto. Marta sólo atina a decir "lo siento", un poco asustada con tanto acoso.
"Eres mala. Ojalá te pase algo" espetó la niña con cara de odio y se alejó con nosotros, con cara de estar echándonos una maldición maya o algo peor. Marta se cpnsuela pensando que no es la primera vez que le dicen algo así, pero sí es la primera vez que es por un cinturón de 750 pesos... Nos subimos raudos al auto en dirección a San Cristóbal, sin retorno posible al pueblo más freak que he conocido en la vida.

9/04/2008

Cumbre México 2008

Se inició formalmente una nueva etapa de mis ya famosas Cumbres Internacionales Polonia-México-Chile! Marta "Orchata" aterrizó en el DF el sábado pasado para dar inicio a esta cumbre, que si bien podría considerarse la última, que ya hemos visitado todos los países envueltos, nos ha permitido ampliar horizontes para lo que serán las futuras cumbres. Negocios internacionales, billetes de lotería y matrimonios triples han sido considerados como opciones hasta ahora. Todavía no nos decidimos.

Pero bueno, mi ausencia ha sido debido a todos estos hechos, porque una vez que nuestra polaca favorita llegó, emprendimos un road trip que aún prosigue, y que por ahora me tiene instalado en San Cristóbal de las Casas, Chiapas. Y yo que pensaba que Chiapas era cerca de Tijuana... Pues no, estoy más cerca de Guatemala que de los gringos, un poco desorientado por tantos pueblos atravesados, horas de auto, catas de mezcal, sol y humedad. Ya pasamos unos días en Oaxaca y desde aquí nos dirigiremos a Palenque, para llegar, si es posible, hasta la punta de la Península de Yucatán. O sea, Cancún! Dos mil kilómetros nos separan, así que quien sabe si lo logremos, pero por lo menos se intentará.

Pero ya de lo visto, ha sido, como era esperable, de lo más insólito. El clima es impredecible, y cambia mucho según te vayas moviendo por el país. Además del clima, cambian los estados, por ende, la gente, los idiomas (aquí hablan uno que parece polaco), lo único que se mantiene es el fervor por la tortilla y el chile, que es lo más transversal por aquí. Prometo volver pronto, con más historias del DF (que quedan bastantes) y lo que surja por aquí.