1/30/2007

Cumpleaños mais largo do mundo

Este año me ha ocurrido algo que nunca antes había tenido la suerte de que ocurriera. Que será, se preguntarán. Bueno, resulta que el día de mi cumpleaños duró exactamente 25 horas. Y todo gracias a los caprichos del reloj mundial y la Unión Europea, que aunque la mayoría de los países tiene la misma hora, los habitantes del Reino Unido, Portugal y las Islas Canarias tienen una hora menos que el grueso del continente. Claro que ahora los gallegos, para complicar un poco más las cosas, están alegando su derecho a ingresar en esa zona horaria y salirse de la actual. Que podría significar esto, a lo mejor para ellos mucho, quien sabe, nunca he estado en Galicia, pero el gasto en saliva cada vez que dicen la hora acá sería considerable. La Radio Nacional de España, que está prendida a todas horas en la oficina, da la hora cada quince minutos: son las 11:15, 10:15 en Canarias. Pasaría a ser: son las 11:15, 10:15 en Canarias y Galicia. O Galicia y Canarias, que más da, pero les aseguro que habría show por ver a quien pronuncian primero. Yo creo que el orden alfabético es lo más justo, así queda Canarias primero, que por alguna razón que no sé bien cual es, me caen mejor. Pero bueno, el tema es que este año decidí, aunque para ser riguroso, me convencieron, de ir a celebrar mi cumpleaños a Lisboa, ciudad de tranvías, pastelerías y portugueses. El avión despegó de Madrid a las 10:50 de la mañana y aterrizó en Lisboa diez minutos antes, o sea, a las 10:40 de la mañana. Y esa es la explicación de tan largo día de cumpleaños. También es cierto que esa hora ganada la volví a perder el domingo, cuando volví, pero en fin, no era mi cumpleaños, así que sólo perdí una hora de un domingo normal. Pasado mañana se me va a olvidar, sin embargo, lo del cumpleaños extra largo lo recordaré en años venideros. Espero.
Y con esta introducción les agradezco a todos los que me enviaron sus saludos con mayor o menor exactitud de fechas (la exacta es el 26), y bueno, a los que no se manifestaron también les agradezco, que se agradece tener menos mails que leer en los carísimos cibercafés. Además, siempre habrá excusas lícitas, las cuales también practico con frecuencia cuando olvido felicitar a algún cumpleañero. Aunque siempre es válido, como me dijo mi abuelo español una vez que me llamó con bastantes días de atraso, que las felicitaciones de cumpleaños deben recibirse desde ocho hasta ochenta días después de la fecha misma. No sé si lo habrá inventado él o será algún dicho común, en todo caso, siempre es conveniente citarlo en estos casos.
Eso, estuve en Lisboa de viernes a domingo en compañía de algunos personajes por ustedes ya conocidos (alias A, B y C del Año Nuevo), más otros dos personajes a quienes no asignaré letras porque no calzan en el orden de asignación de las letras y porque este es otro cuento. Y tampoco es que tenga mucho que decir de ellos. En resumen, fue un fin de semana de mucho carrete al estilo portugués, además de visitas a algunos de los puntos que vale la pena volver a ver de la ciudad.


En Lisboa todo tiene un toque pintoresco, las fachadas de las casas, las calles empinadas, los nombres de las mismas calles, los tranvías... Hasta el aeropuerto mismo, hacía mucho tiempo que no me tocaba bajarme de un avión en una escalera, techada con plástico, para subirse a un busecito que te lleva a buscar las maletas dentro del recinto del aeropuerto. El centro tiene un toque de decadente, pero en un sentido elegante, las casas son muy viejas y hasta parece que se van a caer, todas con fachadas cerámicas colorinches que por separado se vería un poco ridículo, pero como conjunto queda muy estiloso. Muchas subidas y bajadas por calles irregulares y angostas, subidas más llevaderas si se hacen en el tranvía 28, que parece sacado de otro siglo, pero al parecer es un medio de transporte de lo más típico de Lisboa. . La gente es agradable, no muy agraciada, pero muy simpática. La ciudad la atraviesa el río Tajo, que la divide en dos y hace necesaria la construcción de dos puentes, el 25 de Abril, que está justo en la desembocadura con el Atlántico, al lado de una imitación del Cristo del Corcovado de Rio de Janeiro, y el Vasco da Gama, absolutamente impresionante por su largo y la construcción que parece no tener bases. Todo esto se aprecia mejor desde alguno de los miradores que hay por la ciudad, habiendo tanto cerro. La mejor vista, desde el Castillo de San Jorge, una construcción de los moros que pasó a ser de los reyes de Portugal. Está en una colina cerca del centro, y las vistas son de verdad una maravilla.


Destacado del viaje: los carretes portugueses. Por lo que habíamos leído en las guías de viaje, lo mejor para que te dejaran entrara a los lugares para lisboetas era parecer uno: nada de turistas. Así que el primer día, nos pusimos las mejores galas (con tacos incluidos en el caso de las chiquillas) para ir a Lux, uno de cuyos dueños es el mismo John Malkovich. La última vez que fui tenía un dato para entrar gratis, ahora el dato había muerto, así que nos fuimos a hacer la cola, preocupándonos de mantener la boca cerrada y poner cara de locales. La cosa resultó, y durante las primeras horas todo fue increíble. Entre las gracias del local está una pantalla esférica que proyectó toda la noche imágenes de los personajes más kitsch de Almodóvar (tipo Andrea Caracortada, Kika y la Paca) y otros por el estilo, además de enormes jaulas donde estuve bastante cerca de cumplir mi sueño de go-go dancer frustrado. Es más, muchos entraron en algún minuto para puro hacer el loco, pero la Jose y yo decidimos esperar para entrar sin vasos ni puchos y hacerla bien... Todo se frustró cuando echaron a los otros pánfilos que figuraban adentro de la jaula haciendo un show lamentable. Así que de jaulas nada. Todo esto era en el segundo piso, en el primero, mientras tanto, un DJ estuvo horas pinchando música electrónica entre luces y baile a juego, un rave a puertas cerradas. Ya entrada la noche, el sueño se apoderaba de mi al llevar tantas horas despierto, y el sueño pasó a ira absoluta cuando por espacio de una hora y media me llevaron a creer que las llaves de la casa se habían perdido y yo parecía ser el único preocupado por el hecho. Horas después todo resultó ser un malentendido...
Al día siguiente decidimos ir a algún lugar más cerca de la casa. Así, de alguna forma, terminamos en Kremlin, un antro con punchi-punchi a todo volumen, gente engominada con las hormonas muy elevadas, travestis, y roncolas tan cabezonas que yo mismo tuvo que dejar el segundo vaso a medio tomar en la barra. De los seis presentes, sólo fuimos tres, los más jugosos obviamente. Las chiquillas quedaron asustadas, los hombres descaradamente se acercaban no para hablarles, sino para derechamente tratar de hacerles un perreo chacalonero, hasta que choque el hueso, al ritmo del punchi-punchi. La solución que les di era que se cambiaran de sitio. Pero en cada esquina aparecía uno nuevo. Yo me dejé llevar por el techno para bailar solo, escandalosamente, en la mitad de la pista. Un agrado. Pasado un rato el alcohol ya pasaba la cuenta, así que volvimos a la casa, pasaditas las 6 de la mañana, no sin antes pasar a comerme un kebab con exceso de comino y ajo mientras una portuguesa gozadora nos contaba efusiva y a pito de nada que se iba a casar, mostrando seguidamente al anillo y al novio, en ese orden. Seguimos caminando, yo demasiado concentrado en mi kebab como para preocuparme del camino y nos anduvimos perdiendo un poco, pero tras una media vuelta y unas fotos madrugadoras en una iglesia, llegamos a casa a dormir unas horitas.


Y nada, el último día a recuperar el tiempo perdido de tanta juerga para un último paseo rápido por la ciudad, y contento de haber podido cumplir la promesa hecha la última vez que fui, volver algún día a Lisboa. Y la verdad es que ojalá pueda volver a volver.
Como ven, encantado con Lisboa. Además, después de esto me voy a hacer todo un experto en la Europa indie. No he estado en París, ni Roma ni Londres, pero voy a volver conociendo Lisboa, Berlín y Varsovia...
Un dato al margen, es que mientras escribía esto me llama de repente Juanjo, el delineante, para mostrarme una cosa que estaba bajando, un programa de payasos que será de no sé que año, con puros niños españoles gritando de público, y entre ellos, él mismo. Resulta que estaban vendiendo los DVD’s del programa y alguien vio en el comercial a Juanjo con 30 años menos, y lo acaba de bajar para corroborarlo, que risa...

5 comentarios:

Warning dijo...

post mai largo do mundo deberia ser el titulo....

me hubiese gustado estar ahi.

Anónimo dijo...

jajajaja wena warning! aunq igual juanete le pega al parafraseo!
Otro abrazo de cumpleanios en el intervalo de los 8 y 80 dias!

B. dijo...

buen cumpleaños, en todo caso! Algún día tendré que ir a lisboa. Por acá en brasil siempre me preguntan si soy portugués! Un abrazo juano, ojalá todo vaya bien por allá. Tengo blog al fin =P

B. dijo...

Para serte sincero, no tengo nada de conocimientos de html... pero sí tengo tiempo libre! Así que lo que ves en mi blog es todo lo que he aprendido entre ayer (que lo creé) y hoy. Siempre es bueno aprender cosas en áreas donde uno no se maneja, en especial en vacaciones (donde no hay mucha actividad intelectual que digamos por lo general, salvo en tu caso que estás haciendo la práctica =P).

Cómo va la práctica, a todo esto?

cata r dijo...

Que bueno que estés feliz por esos lados. Tu abuelo es un Master.