2/26/2007

¿Tengo algo en el ojo?

Hoy día he tenido que dedicarme a una ingrata, pero finalmente necesaria tarea: sacar carnet de identidad y licencia de manejar, luego de que ambos documentos fueran sustraídos, en conjunto con toda mi billetera, de un bolsillo de mi pantalón sin que yo me diera cuenta de ello, después de una larga noche de juerga en Madrid. Y que mejor que asistir a oficinas públicas varias para aterrizar ya de lleno en la vida santiaguina, que ahora mismo se reduce a sudar, pelar al Transantiago, y comentar sobre los potos de la familia Bolocco o la presunta adicción a la coca de Marlén Olivarí entre otros "entretelones" del Festival de Viña, que en el fondo es un traslado de todos los famosillos y "prensa" asociada unos cuantos kilómetros, para poder transmitir las noticias con el mar de fondo e inventarse temas para disvariar.
El edificio nuevo donde se encuentra el Registro Civil de Vitacura es bastante vistoso, cosa que se agradece cuando uno es tan perdido como yo. Una mega estructura acristalada en medio de un peladero en proceso de forestación con palmeras y otros. Aún así, no logré encontrar a la primera la entrada al estacionamiento, y tras una vuelta que casi me lleva a entrar a una de esas autopistas nuevas que todavía no logro entender del todo, pero que logré evitar mediante una arriesgada vuelta en u bastante irresponsable considerando mi calidad de indocumentado, logré ingresar al estacionamiento. Ahí, lo de siempre, sacar numerito y a esperar.
Una hora y media después, cuando llegó mi número, rapidamente me dispuse a salir del trámite lo más rápido posible. Tan rápido quería irme, que en cuanto me preguntaron si quería ser donante de órganos, instintivamente respondí que sí, pero inmediatamente me invadió un sentimiento de angustia inesperado. ¿De verdad quiero ser donante de órganos? Por mi mente pasaron todos esos cuentos de gente que tras un accidente todavía no se mueren y ya están repartiendo sus órganos a los más diversos puntos del país. Casi me entra un soponcio, muchos nervios y dificultad para respirar, ya me veía con ataque de pánico ahí mismo... Sin embargo, era tarde para arrepentirse, o a lo mejor no, pero como la dignidad va siempre primero, no quise decir nada. El señor del otro lado de la mesa seguía tecleando mientras yo me pasaba rollos mentales, hasta que otro suceso distrajo mi atención de mis pesimistas pensamientos. Era la hora de la foto, otro procedimiento que pone a prueba toda mi paciencia. Y algo estaba saliendo mal. La rutina de la foto única se convirtió en una sesión fotográfica, al repetir el funcionario el procedimiento una y otra vez... Mi nerviosismo se acrecentaba, pensé que el problema sería lo proclive que soy a salir siempre con los ojos cerrados, con lo que traté de mantener las pupilas lo más abiertas posibles. Pero nada. Sacaron una lámpara que me apuntaba a la cara, como un foco, pero nada.
Después de algunos intentos, al parecer la foto ya salió bien y después de pagar la tasa apropiada, me entregaron el comprobante con el resumen de la sesión. Ahí comprendí lo que había pasado. Literalmente: "Se hace lo posible por evitar el rojo del ojo, imposible mejor fotografía, favor fabricar cédula de identidad, imposible mejor fotografía, se aplicó luz para evitar el rojo del ojo". Lapidario. Debido a la risa que me dio la situación, no me había fijado en el costado superior derecho del papelito, donde aparecía la foto elegida para mi cédula. Y ahí la risa rápidamente viró en una angustia parecida a la anterior. Después de verla, inmediatamente recordé un programa español, no muy serio, pero igual, donde hace algunos años invitaron a un tipo medio rallado que tenía una teoría bastante original que relacionaba fotografía y muerte. Decía que antes de morir, uno aparecía en las fotos con el ojo izquierdo caído respecto al derecho, especialmente el extremo izquierdo. Y para corroborar su teoría, mostró una foto de John Kennedy Jr, unos días antes de morir en un accidente aérero, y otra de algunos de los terroristas de las Torres Gemelas, de los que iban en los aviones. Eran el aval de su teoría. Y bueno, en mi foto de carnet, además de una injusta cara de trasnochado resacoso (aún cuando anoche me quedé tranquilo en casa viendo tele) aparezco con la punta del ojo izquierdo tirando para abajo, en conjunto con todo el ojo izquierdo. Y esto, sumado a mi nueva condición de donante de órganos, no me hizo presagiar nada bueno para el resto del día.
Un poco apabullado me dirigí ahora a la Dirección de Tránsito de Las Condes, concentrado en encontrar el sitio. Tras varios intentos frustrados y vergonzosas vueltas, di con el lugar. Al llegar, lo mismo, numerito y esperar. Sólo que esta vez había poca gente, así que la espera fue bien corta. Llaman a mi número, me piden los datos y nuevamente me preguntan si quiero ser donante. Para ser consecuente, volví a decir que sí y tras un breve papeleo me entregan un itinerario de estaciones por las que tengo que ir pasando. La primera, por supuesto, caja. Quedé bastante sorprendido por el cobro, no me acordaba que fuera tan caro. Un poco molesto, me dirijo a la segunda estación, nuevamente a sufrir con la fotografía. Pero ahora no hubo problemas, a la primera sale bien y me mandan a la siguiente estación. Nuevamente me invade el estrés: examen psicotécnico... O sea, apretar los puntitos tapados por un plato giratorio, acelerar y frenar al ver la luz roja, y el peor de todos, o el más temido por mí: motricidad fina... Siga el camino con la agujita sin salirse de la línea en menos de un minuto. No alcancé a llegar al final, pero estuve cerca. Prueba superada!
Pero faltaba una, que anteriormente no me había causado problemas, pero siempre hay una primera vez. El examen de vista. La señora me pregunta si uso anteojos, a lo que respondo que a veces, no mucho. Inmediatamente me pide que mire por la maquinita y que lea la línea 6. Veo jeroglifos. Avergonzado confieso que no veo nada. Me solicitan ponerme anteojos y repetir el procedimiento. Los jeroglifos se aclaran un poco, pero no lo suficiente como para dejar contenta a la examinadora. Me baja a leer la línea 5, después de decirme que no le estoy achuntando a ninguna de la línea 6... Supero la 5, y vuelvo a la 6. Cambio un par de las que dije antes y ya me deja seguir avanzando. Siguiente estación, examen médico. Un señor de bata blanca me pregunta si me automedico y otras del estilo y sorpresivamente, me manda de vuelta a la segunda estación, porque debo sacarme una nueva foto, pero ahora con los anteojos puestos. Papelón. Resignado vuelvo a exponerme ante el lente, por enésima vez en la mañana. Mi destino queda estampado en mi licencia de conductor, como describen las restricciones del carnet: "Debe usar lentes y o lentes de contacto". Todavía no entiendo lo del "y o", ¿se pueden usar ambos a la vez? Seguro que se puede, ¿pero se debe? No me quedó muy claro.
El calor a la salida dejaba en claro que ya pasaba el mediodía, la mañana se ha acabado y yo sigo preguntandome con que me levanté hoy día en los ojos.

2/20/2007

Vuelvo

A vivir en mi país... Sí, ya me queda nada, el viernes, si las aerolíneas quieren, ya estaré de vuelta en Santiago a eso del mediodía, con lo que oficialmente se acaban las vacaciones. Tengo mucho que contar, y la verdad, feliz lo haría, pero la idea de este blog jamás fue ser un itinerario de viajes, así que me limitaré a mostrarles fotos

de Poznan...

y Praga...

y Cracovia...

y Varsovia...
y la nieve...



y más nieve...

y aún más nieve...
y Berlín...
y la boda...
y más boda...
y Madrid, por supuesto!


Hasta pronto!

2/11/2007

Varsovienne

Tengo el estomago dislocado y la mandibula desencajada de tanto reirme... La locura se ha apoderado de Varsovia con la confluencia de Mexico, Polonia y Chile por un fin de semana en esta gelida ciudad, tapada de nieve, casitas estrechas de colores y gente que a nuestros ojos parecen rusos saliendo de la Plaza Roja de Moscu. Incredible (talla interna). No escribo mas para disfrutar de lo que queda aqui, ademas que solo se quejan por los posts eternos, ahora se conforman con poco. Por sonsos. Solo quiero comunicar lo bien que estoy, lo bien que lo he pasado, y la mas que probable depresion que tendran que ayudarme a sobrellevar cuando vuelva a Santiago... Fotos cuando tenga el cable. Do widzenia!